Habida cuenta de las fechas en las que nos encontramos, es preciso enviar una efusiva felicitación a todos los cristianos por celebrarse estos días la conmemoración del nacimiento de Jesús de Nazaret, Dios hecho hombre, que vino al mundo a hacernos conocedores de nuestra condición de Hijos de Dios y de su Amor de Padre por todos y cada uno de nosotros. Feliz Navidad.
Prácticamente ha finalizado el cuarto período de sesiones de la XIV Legislatura en las Cortes Generales, quedando exclusivamente un pleno a celebrar el próximo martes, como consecuencia de la admisión a trámite de una enmienda en la que se insta al Gobierno a asignar una dotación económica mayor a la promoción de las lenguas cooficiales de las diferentes Comunidades Autónomas de España, como bagaje cultural de nuestra nación.
En este período de sesiones han ocupado un papel relevante los sucesivos debates y presentación de enmiendas al Gobierno por parte de los grupos de la oposición al Proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año 2022. Se ha manifestado por parte de estos grupos, de manera perseverante, que tales Presupuestos no son creíbles por partir de premisas de disponibilidad de recursos para su ejecución desmentidas por todos los organismos competentes en la materia tanto en España como en la Unión Europea y hasta por el propio Fondo Monetario Internacional. Nada de ello ha hecho al Gobierno reconsiderar sus cifras y el próximo martes, como digo, serán previsiblemente aprobados, como lo fueron los del año pasado, con unas expectativas de ejecución realmente bajas, que los hechos han corroborado posteriormente.
También culmina este período de sesiones con el envío a la Unión Europea del acuerdo entre los agentes sociales para una revisión de la reforma laboral del Gobierno anterior, como condición imprescindible para obtener partidas adicionales de los Fondos de Recuperación y Resiliencia. Otra cosa distinta es que la revisión de esa reforma laboral sea la que demanda la Unión Europea, cosa que habrá que ver cuando sea recibida y analizada por la Comisión.
Durante este período de sesiones, que comenzó en septiembre, se ha recibido información del Gobierno sobre la marcha de los trabajos para la recepción de los citados Fondos, de los que se han recibido dos terceras partes de los inicialmente previstos por el Gobierno en las cuentas para el 2021, la mitad de ellos, a mediados de diciembre, con las dificultades para una adecuada ejecución que esto representa. Pero todo ello es igual. El Gobierno se muestra absolutamente complacido por la “ejemplar” marcha que llevan los trámites. “Ejemplar” marcha que, como ya he manifestado en anteriores ocasiones recuerda con demasiada similitud a la “Champions League” de las finanzas en la que jugaba el sector financiero español según el presidente Zapatero en la crisis de 2008. Dos años después, sobrevino el desplome y una crisis política, social y económica de considerable importancia, que propiciaron su abandono del Gobierno y el traslado a los siguientes de las consecuencias de su mala y propagandista gestión. Y es que, como ocurrió en aquella ocasión, la propaganda no resuelve los problemas, sólo los camufla.
Por último y fuera del ámbito parlamentario de las Cortes Generales, además del repunte de la pandemia del COVID-19, que nos ha introducido de hoz y coz en la 6ª ola, se han convocado nuevas elecciones autonómicas en Castilla y León por parte del Presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, del Partido Popular. Dichas elecciones tendrán lugar, Dios mediante, el próximo 13 de febrero.
Esta convocatoria electoral ha dado lugar a la reapertura de un debate casi permanente en España desde la irrupción en la escena política de Unión Progreso y Democracia, Partido fundado por Rosa Díez, seguido de Ciudadanos, nacido en Cataluña, que, de la mano de Albert Ribera, se desplazó del ámbito catalán al nacional, con la incorporación más tarde de Podemos, hoy convertida en Unidas Podemos y finalmente de Vox.
Este debate es el de las presuntas maldades del bipartidismo y las, también presuntas, bondades del multipartidismo. A los citados, han venido a sumarse en las dos últimas legislaturas, los de carácter localista, como Teruel Existe, que, ante la convocatoria de los comicios castellano-leoneses, parecen ir apareciendo en la escena de esa Comunidad Autónoma sin descartar, a priori, su pase al ámbito nacional en función de su evolución inicial.
En los de ámbito nacional se argumenta, inicialmente, la necesidad de su existencia para obligar a Partido Socialista y Partido Popular, respectivamente, a ser leales y coherentes con sus bases electorales, a las que, afirman, uno y otro, por diferentes razones, han traicionado. Más adelante, en caso de que sus expectativas electorales crezcan, se embarcan en un proceso de “inminente sorpaso”, ante el que aminoran sus críticas al bipartidismo, en la creencia de que quizás puedan ocupar una de las plazas de ese bipartidismo, para, posteriormente, si esa creencia no se ve respaldada por los resultados electorales, asumir el papel de bisagra o radicalizar su discurso, por izquierda o por derecha para volver a criticar ferozmente al bipartidismo.
En mi opinión, no existe partido político ni organización social alguna que dé respuesta satisfactoria a todas las inquietudes individuales de todos y cada uno de nosotros, salvo aquélla que cada uno de nosotros fundemos y de la que seamos único militante o socio. Es por ello que nos acogemos al que más nos satisface, al que menos nos disgusta, o a ninguno. Es por esa vía lógica que los partidos mayoritarios, los acusados de protagonizar el bipartidismo, ostentan, al menos, el 60% de la representación, habiendo alcanzado, en ocasiones, el 80% de la misma, representando, por tanto, desde sus posiciones ideológicas, entre ambos, el sentir mayoritario del pueblo español.