Nuestras dos ciudades ya marcaron su hoja de ruta ante el futuro en la cumbre que sus respectivos gobiernos celebraron en nuestra ciudad hace poco más de un mes. Ahora toca seguir trabajando para asentar las bases del inmediato porvenir, en el contexto de la nueva Europa y la economía global que impera en el mundo actual.
No se trata de abundar en exceso sobre acuerdos que parecen contar con todo el consenso, incluso el parlamentario, a tenor de lo que percibió el presidente ceutí, Juan Vivas, tras su reciente comparecencia en el Congreso, ante la Comisión Mixta para las relaciones con la Unión Europea. Se trata de concretar, de dar por fin pasos más firmes y decididos para reivindicar lo que precisamos ante el actual Gobierno de Zapatero, pero también para preparar el punto de partida, con todos los deberes hechos, para el caso de que Rajoy llegara a la Presidencia del Ejecutivo nacional.
Hay que tener en cuenta que las buenas palabras del PSOE se han quedado por ahora sólo en eso, como lo demuestra que el acuerdo de la Conferencia de Presidentes autonómicos de noviembre de 2009, no tuviera ninguna virtualidad práctica a nuestro favor en el semestre de presidencia de la UE por parte de España.
De las buenas palabras hay que pasar a la acción y en cuestiones de interés común para Ceuta y Melilla, la única manera de lograrlo es mediante el acuerdo entre los gobiernos de ambas ciudades.