La Asociación Unificada de Guardias Civiles se suma a la propuesta de la presencia constante de la Policía Local.
La “permisividad” ante la falta de agentes policiales que regulen el tráfico y sancionen las conductas antirreglamentarias, provocada por una “dejación” de la Delegación del Gobierno y de la Ciudad Autónoma, son las causas de la problemática que se vive en el paso fronterizo de Farhana. Así lo dijeron ayer a El Faro desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que se suman a la propuesta de los sindicatos policiales, UFP y SUP, de que agentes de movilidad o policías locales estén presentes de forma permanente en los accesos del puesto fronterizo.
Para la AUGC, el problema es que a los contrabandistas “se les permite estar acampados” en los solares próximos a la frontera de Farhana, impidiendo el tránsito normal de melillenses y marroquíes por el puesto fronterizo.
Dos de los solares ubicados a lo largo de la carretera de acceso a la frontera de Farhana son de propiedad privada, explica AUGC, quien considera que esos terrenos deberían estar acotados. “Si no lo están, la Delegación o la Ciudad debería sancionar a los dueños por tener esos terrenos así”, apostilló la asociación.
La AUGC precisó que la jurisdicción de la Guardia Civil se circunscribe al “recinto aduanero”. “Las carreteras están cedidas a la Ciudad Autónoma”, agregó, por lo que sería competencia de la Policía Local regular el tráfico rodado en estos viales.
Los colapsos en la frontera afectan al trabajo de la Guardia Civil, reconoce AUGC, pues en la misma cola de espera para cruzar el paso fronterizo están los contrabandistas y los ciudadanos que simplemente quieren atravesar la frontera.
Las personas dedicadas al contrabando o comercio atípico, explica AUGC, estacionan literalmente en la carretera de acceso al puesto fronterizo, que tiene dos carriles, uno para cada sentido. De esta manera, uno de los carriles está taponado y los que quieren cruzar a Marruecos se ven obligados a circular en sentido prohibido para poder llegar hasta la frontera. En la mayoría de los casos, los ciudadanos que quieren cruzar al país vecino se ponen en la cola de los contrabandistas sin saber que ésta está parada. “Pueden estar esperando horas”, apostilla la asociación de la Benemérita.
Peleas a puñetazos
“Marruecos no permite un tránsito fluido (para los contrabandistas). Sólo les dejan unos minutos o una hora al día para pasar. Nunca se sabe cuándo será, por eso hacen cola, porque nadie les dice nada”, explica AUGC.
“Les dejan pasar durante una hora, pero en cualquier momento se corta. Entonces todos quieren pasar a la vez porque si no lo consiguen, no podrán volver a hacerlo hasta el día siguiente y pierden un día de trabajo”, afirma AUGC en relación a los contrabandistas. Ese tiempo en el que éstos pueden cruzar coincide, según explica la asociación, cuando “el encargado” de la aduana marroquí se ausenta momentáneamente de su puesto.
“Las colas se forman desde la madrugada porque se juegan el jornal diario. En esta situación, se producen casos de picaresca. Los contrabandistas se colocan en un solar que está al lado de la frontera porque así entran más rápido”, señala AUGC.
Esa picaresca, las largas horas de espera, el calor y la tensión por querer cruzar rápido el puesto fronterizo provoca altercados y peleas en las que no solamente hay lanzamiento de piedras. “Hay discusiones en las que directamente llegan a las manos”, apunta AUGC. Por ello, la asociación cree que sería necesario crear un carril exclusivo para los melillenses y otro para el comercio atípico.