Hace unos años, concretamente en 1991, Andalucía comenzó a notar una necesidad imperiosa, la de atender, integrar, hacer la vida más esperanzadora a las personas que, por cualquier razón, dejaron casas, familias y los pocos bienes propios –si es que tenían alguno- para buscar un lugar bajo el sol, lugar al que tiene derecho cualquier ser humano, según la mayoría de las constituciones avanzadas.
Y Melilla no podía quedarse al margen de esta preocupación porque padece en carne propia el fenómeno. Y nace Melilla Acoge, dependiente de Andalucía Acoge.
A veces nos preguntamos qué sería de esas administraciones dirigidas por encorbatados políticos o ejecutivos sin la labor de las organizaciones no gubernamentales, es decir, no interesadas en nada que no pase por el ejercicio de la solidaridad. A veces, ellos –los encorbatados- no les comprenden porque ‘siempre están pidiendo’, suelen argüir como único argumento. También suelen decir aquello de ‘uf, otra vez estos coñazos’, olvidando que gracias a la labor de los ‘coñazos’, hay gente que vive y que guarda, aunque sea en el último rincón de su corazón un espacio para la esperanza.
Melilla Acoge es un gran puñado de corazones apolíticos y aconfesionales, que tienen como objetivo la promoción de la interculturalidad y la integración de los inmigrantes. Es decir acoger, refugiar, asilar o hacer todo lo posible para que cualquiera de estas figuras jurídicas sea aplicable a cada caso particular. A nivel Andalucía hay más de medio millar de seres humanos dedicados a estos menesteres.
Melilla Acoge, que pasa olímpicamente de las relaciones administrativas entre Melilla y Andalucía, pertenece de pleno derecho a la Red Andaluza de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social, asumiendo un catálogo de obligaciones que no están incluidas en protocolo alguno porque salen del corazón. Recurren a lo que sea para obtener sus fondos de mantenimiento y colaboran con el mundo del deporte, el de la música, el de la cultura con mayúsculas y están abiertos, totalmente abiertos a cualquier melillense que quieran acercarse a la sede y pregunte simplemente: ‘¿qué puedo hacer yo?’. Pues desde monitorizar una iniciativa con menores inmigrantes a acompañar a niños en Colonias de Verano porque todos los niños tienen derecho a disfrutar del verano.
Y no presumen de nada sino que se comprometen porque ellos, como los emigrantes, también creen en el futuro, en un futuro global, generoso y compartido. Ahí radica el mérito de Melilla Acoge.