La UD Melilla empieza el año del mismo modo en que lo terminó: ganando.
Con el trabajado triunfo ante el San Roque de Lepe, el conjunto azulino alarga su racha de imbatibilidad y encadena ocho jornadas sin perder en las que ha sumado catorce de los últimos 24 puntos disputados, después de cosechar cinco empates y tres victorias. Además, el equipo que dirige Fernando Currás consiguió por primera vez en la temporada encadenar dos triunfos consecutivos, que sitúan al cuadro melillense en mitad de la tabla, aunque todavía muy cerca de los puestos de descenso en los que ha estado anclado durante casi toda la primera vuelta.
Los tres puntos conseguidos ante el conjunto lepero valen para que el Melilla acabe la primera vuelta del campeonato con números de permanencia, y con un estado anímico óptimo de cara al segundo tramo de la competición, que comenzará el próximo domingo de nuevo en Álvarez Claro frente al UD Almería B que dirige el ex técnico azulino Miguel Rivera.
La UD Melilla saltó al maltrecho césped del municipal melillense con la intención de encarrilar pronto el partido y lo consiguió. El equipo de Currás arrasó en los primeros veinticinco minutos del choque, no dando ningún tipo de opción al de Alejandro Ceballos.
Tras varios acercamientos al área, el Melilla, comandado por Nacho Aznar, el mejor jugador sobre el campo, alojaría la pelota en el portal onubense en el primer disparo que realizaba. La jugada no tuvo desperdicio. Guille Roldán dibujaba un pase interior sobre Nacho Aznar, quien se deshacía de dos defensores y cruzaba con la puntera ante la salida de Nico que nada pudo hacer por evitar el 1-0.
La respuesta visitante no tardaría en llegar en una falta botada por Fidalgo desde el flanco derecho que Samu, libre de marca, cabeceaba de manera incomprensible por encima del larguero. Fue la única ocasión de los andaluces en la primera mitad a excepción de una jugada en la que el meta Álvaro se complicaba la vida al entretenerse demasiado a la hora de despejar un balón cedido por un compañero.
Pasado el ecuador del primer tiempo el juego se equilibraba, aunque la iniciativa correspondía siempre a los locales que volverían a gozar de una ocasión a disparo de Manolo que el meta Nico atajaba sin problemas.
Cuando parecía que al descanso se llegaría con ventaja mínima para los azulinos en el marcador, llegaba otra preciosa acción atacante de los locales con pared incluida entre Pedro Conde y Nacho Aznar que acababa con el delantero azulino ante Nico, quien despejaba el disparo del internacional melillense pero nada pudo hacer por detener el posterior disparo a puerta vacía de Conde, que hacía su primer gol ante la afición unionista y establecía el 2-0 con el que se llegaba al descanso. Gol de los llamados psicológicos y parecía finiquitar el partido.
Tras el asueto, el San Roque salía mucho más enchufado que el equipo local, que atravesaría una tremenda pájara. Los visitantes pasaron de dominados a dominadores y pronto, a los seis minutos de la reanudación, recortarían diferencias con un tremendo disparo de Keita desde fuera del área que se colaba como un obús por la escuadra del portal defendido por un Álvaro que nada pudo hacer por evitar el tanto del jugador aurinegro.
El duelo pudo quedar sentenciado apenas dos minutos más tarde del gol visitante después de que el colegiado castellano manchego Díaz de Mera señalara el punto fatídico tras caer derribado Nacho Aznar dentro del área. Guille Roldán decidía por cuenta propia encargarse del lanzamiento a pesar de estar en el campo David Sánchez, el especialista del equipo en este tipo de ejecuciones. El cordobés, que reaparecía tras varias semanas en el dique seco, telegrafiaba un lanzamiento flojo y colocado al que Nico respondía despejando la pelota y evitando que el Melilla ampliara ventaja.
A partir de ahí, el San Roque buscaría el empate con continuos balones al área que en unas ocasiones la defensa y en otras el meta Álvaro se encargaban de despejar. Los azulinos intentaban sentenciar a la contra y un rápido contragolpe acaba de nuevo con un derribo de Nacho Aznar en el área visitante que el trencilla señalaba en contra de los intereses azulinos además de mostrar la cartulina amarilla al jugador melillense.
Los aficionados mostraban su enfado con las decisiones arbitrales y aparecían las palmas de ánimos para su equipo, que en esta ocasión supo nadar y guardar la ropa como reconocería el técnico visitante en la rueda de prensa posterior al partido.
El marcador no volvería a moverse a pesar de los cinco minutos de prolongación que daba el árbitro, y el Melilla sumaba de este modo, con más sufrimiento de los previstos, tres puntos que valen su peso en oro y que maquillan los números de una irregular primera vuelta de campeonato.