La defensa del ciudadano belga, nacido en Melilla, extraditado el año pasado presenta una denuncia por delito de torturas contra la Fiscalía y solicitan un traductor francés.
El primer día del juicio en Rabat contra el ciudadano belga nacido en Melilla Ali Aarrás, extraditado por España el pasado mes de diciembre, constó de una primera vista parcial de la causa, quedando emplazada la siguiente sesión para el próximo jueves. Según informó el portavoz de la Plataforma melillense que apoya la causa de Aarrás, Abderramán Benyaya. Durante la vista, la defensa presentó una denuncia contra la Fiscalía por un delito de tortura. También solicitó la presencia en el proceso judicial de un traductor árabe-francés, pues Aarrás no habla ni entiende árabe.
Benyaya consideró, tras la primera sesión, que los defectos de forma en la instrucción del caso ya se han puesto en evidencia, ya que en la vista se solicitó una especie de careo con los testigos de la Fiscalía en el que uno de ellos “ni siquiera aparece en el sumario”. Es el caso de Belliraj, cuya confesión provocó la orden internacional de detención contra Ali Aarrás y Mohamed El Bay al implicarles en los delitos de los que hoy se acusa al primero de ellos en Marruecos, esto es, supuesta pertenencia a redes yihaidistas y tráfico de armas. Delitos, cabe recordar, por los que ya fue investigado en España por el juez Baltasar Garzón y que fue sobreseído.
Otro de los testigos de la Fiscalía es el ciudadano argelino Benyotou, quien en un careo anterior con Aarrás aseguró no conocerle.
El portavoz de la Plataforma también refirió una información publicada en un medio de comunicación que afirmaba que el pasado 18 de diciembre Aarrás “había tomado un té con su familia en el domicilio de un tío en Beni Sidel”, cerca de Seganga, aunque, según apuntó Benyaya, “la Fiscalía no reconoce este registro ni aparece en el sumario de la investigación”.
Algunos familiares de Aarrás que se han desplazado a Rabat para seguir el juicio tuvieron nuevamente la oportunidad de verle, a través de un cristal, y aseguran que “tiene mejor aspecto que hace un mes cuando le vieron por primera vez”.
Por otra parte, Benyaya confía en que el tribunal acepte la denuncia por delito de tortura y, en caso contrario, “se presentará ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU”, apuntó. Además, destacó que a la defensa de Aarrás se ha unido la Asociación Marroquí de Jóvenes Abogados y en la sala también estuvieron presentes letrados de Bélgica, Francia y Reino Unido así como organizaciones pro Derechos Humanos.
Por último, Benyaya aprovechó la ocasión para reflexionar sobre el proceso judicial contra Aarrás destacando que “es una patata caliente para Marruecos” tras la “operación de Bermejo –entonces ministro de Justicia– para quitarle la carga a Garzón”. Así pues afirmó que “esperamos la coherencia del tribunal con los aires de reforma democrática que está impulsando el rey de Marruecos y que sea una llamada de atención”.