El débil control de los imanes radicales también facilita la captación de jóvenes en las dos ciudades
El especialista marroquí en el yihadismo Manar Eslimi, actualmente miembro del Centro Político de los Emiratos en Abu Dhabi, aseguró ayer que hay dos razones que explican que el yihadismo haya florecido en Marruecos de forma más palpable en las regiones vecinas a las dos ciudades españoles, y particularmente en Ceuta y su entorno.Eslimi hizo estas afirmaciones en el marco del Foro Mundial Antiterrorista celebrado en Marrakech esta semana.
“Por un lado, son regiones con unas redes de contrabando toleradas y bien asentadas: Quienes trafican mercancías o droga, pueden colaborar o facilitar sus propias redes para el paso ilegal de personas entre las frontera”, señala.
“Por otro, hay un fenómeno puramente religioso, como es la debilidad de las zagüiyas (cofradías del islam popular) en esas regiones si se compara con el resto de Marruecos, que ha hecho medrar un islam más rigorista o salafista”, añadió.
La consecuencia es que imanes radicales que escapan al control político del Estado y al control social que suponen las zagüiyas captan con más facilidad a jóvenes pobres o desorientados.
En España, por ejemplo, se ha cuestionado a veces el trabajo de los líderes religiosos musulmanes, dentro o fuera de las mezquitas, a la hora de levantar la voz contra la ideología yihadista y contra la violencia cometida en nombre del islam.
Sin embargo, sí existe una colaboración de estos líderes religiosos con las autoridades españolas a nivel informativo para hacer un correcto seguimiento de las personas con indicios de haberse radicalizado, según afirmaron fuentes relacionadas con esta colaboración bilateral.
Las declaraciones de Eslimi se produjeron en el Foro Mundial Antiterrorista, celebrado esta semana en Marrakech. En el encuentro, se hizo referencia a la operación contra el yihadismo llevada ayer a cabo en Melilla, Ceuta, Barcelona y Castillejos (Marruecos) como ejemplo de la colaboración policial entre España y Marruecos.
El subdirector general de asuntos internacionales para el terrorismo en el Ministerio de Exteriores, Francisco de Miguel, que encabeza la delegación española, aseguró que la estrecha cooperación entre Madrid y Rabat formó parte de su exposición a puerta cerrada.
Tres operaciones conjuntas
En lo que va de año, tres operaciones conjuntas y simultáneas han sido lanzadas por la Policía española y marroquí en las ciudades de Melilla y Ceuta y sus regiones marroquíes vecinas, desmantelando células binacionales que actuaban en esas zonas, pero también dentro del territorio peninsular (Málaga y Barcelona, concretamente).
En todos los casos, las células se dedicaban a captar adeptos radicalizados para enviarlos a combatir a Siria, destino preferido del yihadismo internacional por encima de otros escenarios de guerras parecidas como Mali o Afganistán.
El intercambio de datos que permiten el seguimiento de ciertas personas es constante entre las Policías de ambos países, que lanzan sus operaciones de desmantelamiento después de largos seguimientos de días o hasta semanas, con discretos viajes de oficiales de inteligencia españoles dentro de Marruecos.
En España, la atracción del yihadismo no tiene comparación con lo que sucede en países como Francia, Holanda o Bélgica, con muchos más adeptos radicalizados y ‘emigrados’ a Siria que los registrados en España: Sólo en Francia se han detectado 1.200 casos, como puso ayer de relieve en Marrakech el representante francés, lo que supone más de un tercio de los 3.000 salidos de territorio de la UE.
Según fuentes policiales españolas, hay identificados 39 españoles que han partido a combatir en la yihad en Siria, mientras que 54 (contando los cinco de hoy) han sido detenidos en España y están presos por su vinculación con redes yihadistas, pero entre ellos hay varios que son residentes y no nacionales.
Lo que define claramente el caso español es la concentración del fenómeno en torno a las ciudades de Ceuta y Melilla, de donde proceden la mayor parte de los arrestados y de los ‘emigrados’.
Quince detenidos relacionados con el yihadismo en cinco operaciones desarrolladas en Melilla en 2014
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han detenido en Melilla en el año 2014 a 15 personas, tres de ellas ayer, por su supuesta relación con redes de captación ligadas al terrorismo yihadista, en el marco de cinco operaciones distintas. De los quince detenidos en nuestra ciudad, cuatro son mujeres, dos de ellas apresadas ayer y otras dos arrestadas el pasado 2 de agosto, cuando pretendían cruzar uno de los puestos fronterizos hacia Marruecos para sumarse, supuestamente, a la yihad.
La primera operación de esta índole en Melilla este año tuvo lugar el 14 de marzo, en una operación conjunta entre España y Marruecos, que se saldó con siete detenidos, tres en la ciudad, uno en Málaga y otros tres en territorio marroquí. Dos meses y medio más tarde, el 30 de mayo, en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Civil se produjeron otros seis arrestos, todos ellos, en barrios periféricos donde se asienta una población de mayoría musulmana, con una alta tasa de pobreza. Tras las detenciones de dos mujeres el 2 de agosto, una de ellas una menor ceutí, se produjo otra operación el pasado 26 de septiembre en la que hubo nueve detenidos, ocho en Marruecos, y uno en Melilla, considerado el jefe de la red.
La última operación relacionada con el terrorismo yihadista, desarrollada ayer por la Policía Nacional se ha saldado con siete detenidos, tres de ellos en Melilla.
En todos los casos se seguía un patrón común: Personas que habían optado por una radicalización religiosa, con cambios en su modo de vida, que les habría llevado a cambiar su aspecto. Los hombres se dejan barba, mientras que las mujeres se ponen el ‘niqab’, una prenda integral de color negro que cubre totalmente el cuerpo y el rostro, que se complementa con el uso de guantes.