La profesora colombiana Carmen Amelia Coral Guerrero es investigadora de la Universidad SEK Ecuador y doctoranda en Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Granada (UGR). Hoy lunes viene a nuestra ciudad para dar una conferencia bajo el título ‘Buen vivir y felicidad en contextos multiculturales. El caso de Ecuador’. La ponencia se enmarca dentro del Proyecto de Innovación Docente ‘Innovación en la enseñanza y aprendizaje de la economía’ de la UGR, y también cuenta con la colaboración del Centro Unesco-Melilla.
La cita será a las 19:00 horas, en el Salón de Grados del Campus. La docente pretende divulgar con esta charla los procesos que ha vivido ese país para consolidar una propuesta de alternativa al desarrollo denominada ‘Sumak Kawsay’ (Buen Vivir), a través de un estudio de campo realizado en la Amazonía ecuatoriana con población indígena. La charla nos trasladará a un contexto multicultural lleno de aprendizajes para el mundo contemporáneo, muchos de ellos aptos para la reflexión en una ciudad como Melilla, en la que conviven diferentes comunidades.
–¿Qué temas va a tratar en la conferencia?
–Primero efectuaremos una contextualización sobre la economía de la felicidad y el buen vivir. ¿Qué entendemos por cada uno de estos conceptos y cosmovisiones? A partir de ahí abordaremos sus principales propuestas, sus avances, el alcance de los debates que proponen y los retos que plantean en el contexto mundial. Con mucho cariño queremos compartir debates provenientes desde la periferia, vinculados al ‘Sumak Kawsay’ (buen vivir) ecuatoriano, para plantear nuevas formas de entender la realidad socio-económica que van más allá de visiones materialistas de la felicidad.
–Se hizo un estudio de campo con la población indígena para conocer esa propuesta de alternativa al desarrollo llamada ‘buen vivir’. ¿En qué consistió ese trabajo?
–Las alternativas al desarrollo surgen del cuestionamiento sobre el ‘desarrollo’, de los procesos de resistencia de la población indígena y de los principios fundamentales de la cosmovisión andina. Es fundamental tener en consideración dichos aspectos para entender estas propuestas que nacen en la periferia del mundo.
El estudio de campo responde a la necesidad de determinar los elementos que son significativos para la felicidad de los indígenas de la Amazonía Ecuatoriana. Si bien se han efectuado estudios previos sobre felicidad en población indígena en Ecuador, los mismos se han efectuado de manera cuantitativa y en la región de los Andes. La investigación de campo incluye entrevistas semiestructuradas, observación directa y metodologías visuales.
–¿Cómo se puede extrapolar el caso de Ecuador a una sociedad multicultural como la de Melilla?
–El caso de Ecuador nos sirve para ilustrar cómo las luchas de las minorías y de los excluidos, afrodescendientes e indígenas, son válidas cuando logran que sus derechos y su identidad se vean reflejados en las leyes formales. En el caso de Ecuador, una asamblea constituyente fue necesaria en 2008 para que en la nueva Constitución el país apareciera como un Estado plurinacional e intercultural, donde dos lenguas indígenas se reconocen como oficiales, el kiwcha y el shuar, adicionalmente al español. En la misma, se consagran los derechos de la naturaleza (es la única constitución en el mundo) y se reconoce la soberanía alimentaria y el ‘Sumak Kawsay’ como alternativa al desarrollo.
En Melilla hay una población muy diversa, lo cual es una fuente enorme de riqueza para la ciudad. Procesos de diálogo permanente, el conocimiento mutuo, la deconstrucción de mitos y la posibilidad de compartir espacios comunes son fundamentales para avanzar en el reconocimiento de derechos. Para ello, una educación intercultural es clave.
–¿Cómo se puede avanzar en interculturalidad? Porque, por lo general, las diferentes culturas no se interrelacionan demasiado…
–El reconocimiento de la riqueza y la identidad de las culturas es la construcción en la diferencia y la aceptación de la diversidad. La globalización nos ha confundido tratando de estandarizar, incluso nuestra forma de pensar. La riqueza de Melilla radica justamente en la construcción que en el territorio se hace desde la diferencia, aceptando nuestra identidad, nuestras formas de pensar, respetando nuestras creencias, nuestras diferencias, pero llegando a puntos esenciales donde todos confluyen. En Ecuador, la población indígena trabaja desde lo colectivo la vía de la participación y el consenso. Lo que representa una mirada diferente frente al individualismo y la competencia.