Plástico y suciedad. Esta es la tónica general en el Barranco del Nano, un espacio protegido en la región norte de Melilla. Esta zona natural de la ciudad, utilizado por muchos melillenses para hacer deporte o dar un paseo, se encuentra lleno de basura a lo largo de todo el sendero, pero sobre todo en los laterales, tal y como ha podido ser testigo El Faro.
Todo aquel que se acerque hasta el Barranco del Nano se encontrará con un espacio natural repleto de botellas y bolsas de plástico tiradas en el suelo por aquellos que alguna vez lo han visitado y no se han llevado su basura de vuelta.
Lo más preocupante, es que también se pueden ver objetos metálicos muy oxidados, que suponen un peligro y que bien podría parecer que llevan bastante tiempo en el sendero, dado el mal estado en el que se encuentran. Pero si algo llama más la atención son la gran cantidad de concertinas y restos de obras, sacos de cemento o ladrillos abandonados, que posiblemente alguien haya llevado hasta allí.
Este espacio natural de 41 hectáreas y media fue terreno militar, abandonado y que hoy en día está abierto a todos.
El Barranco del Nano es un entorno natural donde se pueden apreciar más de 150 variedades de animales y vegetación propia del entorno, que ahora se mezcla con la huella que ha dejado el ser humano y que nadie se ha hecho responsable de ella.
Quejas de Guelaya
La propia asociación ecologista Guelaya se quejaba en su página web que esta zona de gran valor natural estaba "siendo maltratada por muchas personas que la invaden con sus vehículos motorizados, la ensucian, propician la erosión, destruyen las matas pequeñas y la utilizan con fines poco decorosos".
Además, los ecologistas explicaban que en la zona estaban proliferando especies invasoras, que han llegado a cubrir zonas del cauce del propio Barranco del Nano.