Mientras el diputado cepemista le afeaba que no se concediera una subvención a la Comisión Islámica y lo llamaba una vez más “consejero de asuntos indígenas”
El Gobierno de Melilla pidió ayer en el Pleno de Control al presidente de CpM, Mustafa Aberchán, que “por el bien de Melilla, se marche y deje la política”, ya que "no puede representar a nadie" con una actitud que "es un absoluto peligro para la convivencia en esta ciudad". Así lo dijo el portavoz del grupo del PP y consejero de Presidencia, Abdelmalik El Barkani, en el trascurso del debate, cuando el mismo se centró en el porqué de la no consignación este año de una subvención para la Comisión Islámica de Melilla.
Según recordó Aberchán, durante los últimos 15 años la CIM recibió una subvención municipal para “servir a la comunidad musulmana de Melilla”. En su opinión, si en este año ha dejado de recibirla ha sido porque su nueva ejecutiva “no quiere entrar por el aro”. Por tal motivo, pidió respeto a la “dignidad” de “las organizaciones democráticas que representan lo que representan”, y mostró su intención de acudir incluso a los juzgados para defender ese derecho.
Por su parte, El Barkani justificó la retirada de la subvención en la falta de colaboración de la CIM, a la que acusó de romper unilateralmente las relaciones con la Ciudad Autónoma. “Esa subvención se consignaba en función de la colaboración de la entidad con esta Administración, pero si unilateralmente no quiere colaborar, no tiene sentido concederla”, dijo el consejero del PP, al tiempo que acusó directamente a Aberchán de ser el responsable de esta ruptura unilateral de la CIM con la Ciudad Autónoma y que, según recordó, se produjo mediante un escrito "descortés, que supone una irresponsabilidad absoluta" y que, además, “insultaba a parte de los miembros del Gobierno melillense”.
En respuesta, Aberchán acusó una vez más a El Barkani de actuar como un ‘consejero de asuntos índigenas’, lo que desató definitivamente la agria réplica del popular, que le animó a “marcharse de la política por constituir un absoluto peligro para la convivencia en esta ciudad”.
Este punto del intenso Pleno de ayer no fue, sin embargo, el único en el que se realizaron alusiones a la religión y su uso electoralista por parte de los partidos políticos. El cepemista Abdelhamid Mohamed afeó al Gobierno Imbroda que sólo se ponga “la máscara de la interculturalidad con fines electoralista”, mientras que el presidente de la Ciudad volvió a imputar a los cepemistas un uso electoral de la religión con el fin “de mantener el caldo de los votos cautivos”.
Según dijo Imbroda, el Gobierno de la Ciudad ha demostrado en la Asamblea local "y en España entera" cuál es su posición respecto a la religión, basada siempre "en la defensa de la independencia y libertad de cada uno".
Es más, la primera autoridad local afirmó que por esa misma razón recientemente le fue concedido el Premio Islam y Convivencia por parte de la Federación Musulmana de España (FEME), galardón –añadió- que "ha molestado mucho" a los grupos de la oposición, a los que además volvió a acusar de intentar boicotear el reconocimiento por medio de la Dirección General de Asuntos Religiosos y la intermediación a tal fin del delegado del Gobierno, Gregorio Escobar.