La dirección del centro confirma que el día a día es tranquilo, aunque reconoce que se producen pequeñas riñas que son resueltas por los propios trabajadores sociales.
El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, lamentó ayer el incidente que se produjo la noche del martes en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad. Barkani señaló que se trata de un hecho puntual y que a pesar de que el centro casi dobla “el número óptimo de residentes la convivencia es normalmente pacífica”. No obstante, el delegado dijo que se tomarán las medidas oportunas para que hechos como éste no vuelvan a repetirse.
Hay que recordar que, tal y como publicó El Faro ayer, el martes por la noche se produjo una pelea en el interior del CETI que se saldó con cuatro personas heridas y 25 inmigrantes expulsados. El altercado se inició en el comedor del centro y entre las víctimas que tuvieron que ser trasladadas al Hospital para curar sus heridas había un vigilante de seguridad que recibió una pedrada en un ojo.
El Barkani apuntó ayer que este tipo de actitudes no se van a tolerar y que la Guardia Civil está investigando los hechos, para que en el caso de que sea necesario se ponga a disposición judicial a algunos de los responsables. El delegado aseguró que llevarán a cabo las acciones necesarias para mantener el orden, aunque insistió en que afortunadamente este tipo de riñas no son habituales.
El máximo representante del Gobierno central en nuestra ciudad dijo que es difícil saber cuál es la solución definitiva a este tipo de altercados, pero señaló que lo que está claro es que hay que tener unas normas y mantener una conducta adecuada. “Si en una casa con una familia hay que tener unas mínimas reglas, en una centro en el que viven 800 personas es aún más necesario para que se pueda vivir en armonía”, apostilló.
No obstante, el delegado no precisó cuáles podrían ser estas medidas para tratar de mantener el orden en el CETI y evitar que vuelvan a producirse hechos como el de la noche del martes.
Asimismo, fuentes de la dirección del centro aseguraron en declaraciones a El Faro que, tal y como apuntaron testigos presenciales de los hechos, que aunque el origen de la riña fuera una disputa en el comedor, el trasfondo es la difícil relación que existe entre subsaharianos y argelinos en el CETI.
Además, aseguraron que la veintena de inmigrantes expulsados permanecerá fuera del centro una semana. En este punto, indicaron que se trata de la única medida disciplinaria que tienen en su mano para poder sancionar este tipo de comportamientos. La dirección del CETI se reunió ayer por la mañana con los implicados para comunicarles la decisión y advertirles de que si vuelven a protagonizar hechos como los del martes se plantearía a instancias superiores la posibilidad de una expulsión definitiva. Una vez que regresen al centro, estarán durante una semana privados de libertad, sin poder salir del CETI.
Desde el centro coincidieron con el delegado al afirmar que la convivencia es habitualmente pacífica, aunque reconocieron también que se producen roces casi a diario. “Suele haber discusiones y denuncias por robos de objetos personales que luego tratan de vender a otros inmigrantes, aunque estas pequeñas riñas siempre se solucionan con la intervención del personal del centro”, indicaron.
Las mismas fuentes insistieron en que la mala relación que muchas veces existe entre grupos de inmigrantes es lo que provoca que una discusión sin mayor importancia pueda desencadenar una pelea como la del martes. “Hay algunos que están más alterados o tienen rencillas entre ellos y aprovechan cualquier conato de discusión para formar una trifulca mayor, como sucedió el martes”, explicaron.
Así, a la espera de que la Guardia Civil termine la investigación abierta tras el incidente, desde el centro trataban ayer de calmar los ánimos de los que se quedaron en el interior. La convivencia de las casi 800 personas que residen actualmente en el CETI, según apuntó ayer el propio delegado, es en muchas ocasiones complicadas. Desde la dirección reconocen que la alta ocupación del centro contribuye a que se produzcan peleas de este tipo, aunque insistieron en que lo normal es que haya “relativa tranquilidad”.
Efectivos de la Guardia Civil y del cuerpo especializado de los GRS tuvieron que intervenir en el gran altercado. Un pequeño empujón de un subsahariano a un niño argelino fue el desencadenante de la situación. Sin embargo, tal y como afirman desde el centro, el origen es casi anecdótico, detrás de la trifulca se encuentran rencillas y relaciones enturbiadas entre grupos de inmigrantes que llevan meses viviendo en un CETI que hace mucho tiempo que está constantemente saturado.