El año 2023 entra esta semana en su recta final y acabará dejando un balance de luces y sombras, como suele ser habitual a la hora de hacer este tipo de retrospectiva. Si algo marcó este período de nuestra historia melillense fueron las elecciones celebradas el 28 de mayo pasado, cuando el PP arrasó con 14 diputados y una mayoría absoluta que le ha permitido tener un Gobierno monocolor, cohesionado y firmemente dirigido por el que, sin duda, es por ahora el presidente con más años de gestión a sus espaldas: Juan José Imbroda. No obstante, se va dibujando en el horizonte el que podría ser el nuevo líder popular de la ciudad y, en consecuencia, el candidato que tendría el PP en las siguientes autonómicas de 2027.
Nos estamos refiriendo a Miguel Marín, sin duda ninguna la mano derecha y el principal apoyo de Imbroda no solo en la Ciudad Autónoma sino en el PP. No en vano, sobre sus hombros descansan las áreas de gestión más trascendentales para el desarrollo del nuevo modelo económico de Melilla. Se encarga nada menos que de turismo y de innovación tecnológica, dos de las líneas estratégicas que más pueden contribuir a que la ciudad se reinvente, resurja de sus cenizas y tenga un futuro asegurado.
Y fue en 2023 cuando Melilla fue el centro de atención de toda la prensa nacional a costa de la compra de votos, que actualmente sigue investigando el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 con diligencias declaradas secretas desde hace seis meses. El caso tiene unas repercusiones tales, que el propio fiscal general del Estado decidió encargar directamente a la Fiscalía Anticorrupción las pesquisas sobre este feo asunto, que paró en seco la Junta Electoral de Zona al decidir que los votantes en Correos presentaran su DNI a la hora de depositar la papeleta.
A lo largo de este 2023 no hemos visto avance alguno en la reapertura de la aduana comercial, a pesar de los acuerdos de febrero en la Reunión de Alto Nivel con Marruecos y del compromiso adquirido por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien había afirmado que al aduana volvería a funcionar el pasado enero. Un año después de aquellas palabras, los marroquíes dicen que sigue habiendo problemas técnicos y por supuesto no hay visos de que se vaya a reabrir en los meses venideros.
Y fue en julio cuando hubo también elecciones generales. Se anunciaron de sorpresa muy poco después del 28 de mayo por el presidente Sánchez, que había visto cómo varios de sus barones perdían sus territorios a manos de los candidatos del PP, el partido que ganó los comicios pero que no pudo formar Gobierno por cuatro votos en el Congreso de los Diputados. En cambio, sí quedó investido Pedro Sánchez, no sin que se haya levantado una enorme e inédita polémica en todo el país a costa de algunas de las cesiones que ha debido de hacer a los independentistas catalanes para que le dieran su apoyo: la amnistía, el referéndum de autodeterminación y una quita de 15.000 millones de euros en su deuda con el Estado.
Se trata de simples pinceladas de lo que ha sido este año que ahora acaba y que nos está llevando directamente a un 2024, que será bisiesto, y que ahora mismo se nos presenta como un cuaderno en blanco con todo por escribir.