Ayer visitaba Badajoz el líder de la categoría, y lo afrontaban los locales después de conseguir solo dos puntos de los seis posibles contra los últimos clasificados. Sin embargo, el último partido que se jugó en el Vivero fue contra el UCAM de Murcia hace justo un mes y venía como líder, y el Badajoz consiguió los tres puntos. La afición esperaba que se le ganara al Melilla, y así fue, puesto que se alzaron con un triunfo muy bien trabajado a nivel grupal en un campo que había resembrado por lo que había mucha arena en él, ya que todavía la hierba no había crecido. Se aconsejó que no se jugara el Badajoz en su campo, pero no era lo mismo jugar en Almendralejo que en casa.
Hicieron una primera parte muy competitiva. El Badajoz tenía la baja de César Morgado por sanción, pero que lo suplió muy bien Cristian Pérez, que formó pareja con Mario Gómez y fueron dos jugadores que cumplieron con Yacine, que no pudo marcar a pesar de ser el goleador de la categoría. Iván y Guzmán abrían bien a banda, pero la defensa melillense era capaz de frustrar cualquier tipo de acercamiento de los pacenses.
El conjunto norteafricano es un aspirante para ganar la categoría, sobre todo teniendo a uno de los mejores porteros de la categoría, que detuvo en la mañana dominical varias ocasiones muy peligrosas. El Melilla intentó jugar siempre al fútbol con Jordi Ortega y Otegi. El que mejor interpretó el partido fue Menudo, quien destacó como el mejor entre sus compañeros llegando bien a segundas jugadas y abriendo a las bandas a Óscar García y Ruano, que fue muy bien recibido en la que fue su casa.
El Badajoz pudo haber hecho el mejor partido de la temporada tanto en repliegue y despliegue. La mejor ocasión del partido llegó en el minuto 45, que acabó por centrar Dami desde la banda derecha y Díez apareció en el segundo palo para alzarse sobre la defensa para rematar al fondo de la red y anotar el 1-0 en el descuento. Nada más marcar, el colegiado del encuentro señaló el final del primer tiempo.
Luis Miguel Carrión intentó darle la vuelta al partido con los cambios, pero el Badajoz estuvo muy sólido y el Melilla estaba siendo incapaz de anular la gran capacidad defensiva del conjunto pacense. Quizá el estado del terreno de juego tuvo algo que ver al respecto. Los locales tuvieron más ocasiones, como en un centro que remató Guzmán muy cerquita del palo. El técnico del Melilla, a pesar de los cambios, no dio con la tecla para que sus jugadores buscaran el empate. Abriendo huecos, el Badajoz pudo haber hecho el 2-0, pero el resultado terminó por no moverse más durante el resto del partido y el encuentro llegó a su final. El Melilla siempre intentó jugar y nunca se rindió, pero las acciones del cuadro melillense terminaron por ser nada fructíferas.