Corría el mes de diciembre del año 1585 cuando tuvo lugar uno de los hechos de armas más célebres de la historia militar española. Lo llamaron el ‘Milagro de Empel’ y ocurrió en Flandes, cuando los Tercios trataban de sofocar una rebelión en aquellas tierras que entonces pertenecía a la Monarquía Hispánica.
La tropa española, rodeada por el enemigo en una isla del río Mosa, se encontraba en una situación desesperada. Ateridos de frío y superados en número, los Tercios recibieron una oferta de rendición que rechazaron.
Cuando cavaban en la tierra parapetos para hacer frente al ataque holandés, uno de los soldados encontró semienterrada una imagen de la Virgen María. El hallazgo infundió ánimos en la tropa y plantaron cara al enemigo el tiempo suficiente para recibir refuerzos. Era el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción.
Tres siglos más tarde, en 1892, una orden del Ministerio de la Guerra estableció esa fecha como el día del arma de Infantería, y así ha venido celebrándose desde entonces.
Ayer, la base Alfonso XIII de Melilla acogió un año más la parada militar para conmemorar a la patrona de los infantes de nuestro Ejército de Tierra.
La ceremonia estuvo presidida por el comandante general de la ciudad, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, y contó con la presencia del jefe del Ejecutivo melillense, Juan José Imbroda, y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani. En el acto brillaron con luz propia dos de las fuerzas más prestigiosas de la Infantería: el Grupo de Regulares de Melilla y el Tercio Gran Capitán de la Legión, que despertaron los aplausos del numeroso público congregado en la tribuna cuando desfilaron.
En estos actos es habitual imponer condecoraciones a los militares que se hayan hecho merecedores de ello. Pero quizá el momento más emotivo fue el homenaje a los que dieron su vida por España, con la tradicional entrega de una corona a los pies de la imagen de la Inmaculada Concepción.
No faltó el recuerdo a los soldados de la Comandancia General de Melilla (Comgemel) que desde noviembre se encuentran de misión en Irak adiestrando a los soldados del ejército de ese país. Los militares que acuden a misiones internacionales son dignos herederos de aquellos Tercios que batallaban en Flandes aquel 1585.