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El parcial en el último periodo de 34-17 resume a la perfección la derrota de la escuadra de nuestra ciudad
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Los melillenses mostraron alguno de sus mejores minutos durante los tres primeros cuartos
El Club Melilla Baloncesto cosechó su tercera derrota de manera consecutiva en esta competición de la Liga LEB Oro después de caer frente al cuadro del Araberri por el resultado de 78-73, en un partido muy raro donde los melillenses llegaron a tener 17 puntos de ventaja que fueron solados en los últimos diez minutos de partido donde no le salió nada al cuadro dirigido por Alejandro Alcoba.
Tras tres buenos primeros cuartos llenos de intensidad y con una defensa solvente frente a un conjunto vasco acostumbrado a altos guarismos, los azulinos desaparecieron en los diez últimos minutos del choque para sufrir un parcial de 34-17 en contra y una tercera derrota consecutiva, algo que no había pasado en toda la temporada, finalizando un año que deja un sabor ciertamente agridulce. En Amorebieta, los visitantes comenzaron pletóricos al ritmo anotador de Djuran y, tras saber mantener la renta adquirida en los dos siguientes cuartos, se evaporó como un azucarillo en un final desconcertante y para reflexionar.
Araberri metió velocidad al partido desde el comienzo, mientras que los visitantes introducían la calma. Los alaveses, con la dupla compuesta por Edwards-Ucles lideraban las ofensivas, aunque Melilla conseguía castigar con Samb en la pintura y un cerebral Djuran imprimió gran acierto exterior en los lanzamientos de su equipo. La segunda falta del base Servera mediado el primer cuarto no cambiaba el dominio de los azulinos en el electrónico, aunque fuera con ventajas mínimas.
La labor defensiva de los hombres de Alejandro alcoba funcionaba a pleno rendimiento, cerrando con mucho criterio el rebote, especialmente cerca de su aro. En ataque, por su parte, Djuran continuaba en estado de gracia. El alero serbio, infalible desde la línea de tres, sumaba sin descanso puntos a su casillero, hasta 15 en unos primeros diez minutos de ensueño. En un visto y no visto, Melilla metía la directa y con seis triples sin fallo alguno, la mitad de Djuran, bien secundado en esta labor por Dani Rodríguez, Almazán y Lucas, el encuentro parecía romperse con un espectacular 17-30. Casi tres minutos tardaron los vascos en anotar en un segundo periodo de bajos guarismos. Melilla seguía muy bien liderado en la dirección por parte de Dani Rodríguez, manejando con solvencia la renta, aunque ahora estaba casi colapsado en ataque. Ahí emergió la figura de Fran Guerra. El pívot, con 9 puntos, era el único jugador visitante que veía con claridad el aro y solo en los dos minutos anteriores al descanso, Almazán y Cervera le ayudaron en esa faceta para hacer posible un alentador 32-44 con el que concluyó la primera mitad del encuentro.
Al salir de los vestuarios, los melillenses mantenían la concentración y explotaban de nuevo su mayor físico para surtir de balones a sus pívots. El partido se llenaba de imprecisiones por ambos bandos en una dinámica de momento buena para los de Alejandro Alcoba, que veían como su rival no bajaba de los diez puntos de desventaja. Dani Rodríguez ponía la máxima renta en el marcador (38-54), pero justo en ese momento los locales encadenaron dos triples consecutivos y el técnico visitante solicitó fulminantemente tiempo muerto. Resultó un presagio de lo acontecido en el último cuarto. Un 8-0 de parcial al inicio del mismo así lo barruntaba. Djuran cogía con acierto la responsabilidad para evitar una voltereta que se acabó de producir ya dentro de los tres últimos minutos. La defensa azulina hacía aguas y los triples lejanos de los locales se convirtieron entonces en un auténtico calvario. Araberri llegó a ponerse 72-68 y aún tuvo Dani Rodríguez, a falta de cuatro segundos, un triple para haber podido forzar la prórroga, pero el balón se estrelló en el aro certificando un desastre que pocos minutos antes parecía totalmente imposible.
De esta forma el conjunto de nuestra ciudad termina el año 2007 con un mal sabor de boca al encadenar tres derrotas de manera consecutivas ante conjuntos que están situados en la mitad de la clasificación general en la Liga LEB Oro.