En la sección de Tapas por Melilla, El Faro ha hecho una parada en el Centro Hijos de Melilla. Este negocio, aunque no pertenece a la asociación, sí que es una cesión del centro y se ubica en el local contiguo, con el que comparten cocina. Este diario ha hablado con Jessica Vidal, una de las gerentes del establecimiento.
Rafik Atalhaoui y Jessica Vidal son los gerentes que llevan el bar. En una reciente entrevista de El Faro al presidente del Centro Hijos de Melilla, Feliciano Palomo, aseguró que no les cobra nada por el local, ya que dan servicio a los socios del centro. Unos socios que prácticamente viven en el bar, del que han hecho su hogar.
La selección de tapas esta vez ha sido muy extensa: cazuela de merluza, mini hamburguesa, bacaladilla, boquerones, calamares, huevo al plato, albóndigas en salsa, gambas, ensalada, y una tosta obra del cocinero, Rafik Atalhaoui.
Tapas
Empezamos por los platos de pescado. Para Jessica Vidal, el pescado es de lo más típico de Melilla y lo que más se pide en Hijos de Melilla. Normalmente, nunca sirven el mismo pescado. Depende de lo que encuentren en el mercado, elaboran unas tapas u otras. Es su marido, Rafik Atalhaoui, cocinero del local, el que va al mercado todas las mañanas. "Lo que ve fresco es lo que coge", aseguró Vidal.
En este caso pudimos probar una serie de tapas de pescado frito: calamares, que para ser una tapa viene buena cantidad, boquerones, que traen unos cuatro pescados, y una bacaladilla. En este caso no se mordía la cola. Siguiendo con los productos de mar, no podían faltar unas gambas cocidas. Una buena tapa para acompañar con un vino blanco o una cerveza. Afortunadamente, El Faro tuvo un ayudante para pelar las gambas, uno de los clientes fieles del local, que se prestó a hacerlo.
Aunque el pescado no es el ingrediente principal, sí que está presente en las siguientes tapas. La primera de ellas es una ensalada de tomate con anchoas, y para continuar, una nueva creación del cocinero. Una especie de tosta, que lleva una rodaja de patata cocida como base, guacamole por encima y coronada con unas gambas a la plancha.
Jessica Vidal asegura que su marido es muy creativo, y se le van ocurriendo tapas que suele ir cocinando para ver si funciona entre sus clientes.
Las cazuelas son de los platos más demandados. Depende del día, el cocinero suele hacer unas u otras. En esta ocasión El Faro degustó una cazuela elaborada con merluza y un sofrito con guisantes que lo acompaña modo salsa. Además, incluye unas patatas cocidas, que dice la gerente, gustan mucho a sus clientes. "Lo bueno es comerlo calentito, templa el cuerpo", aconsejó.
Otro de los platos más demandado, dijo, son las mini hamburguesas. Un plato muy simple que gusta a todos. Una carne de ternera, tomate fresco, queso fundido y cebolla dentro de un pequeño panecillo. "No te puedes ir sin probar la mini hamburguesa", advirtió Vidal.
Siguiendo con los platos de carne, tenemos las albóndigas en salsa. Carne de ternera acompañada de una salsa de almendras. La novedad en esta tapa es que la salsa incluye un poco de nata e ingredientes secretos, comentó la gerente del local. En esta tapa no pueden faltar unas patatas fritas para mojar la salsa. La tapa incluye tres albóndigas.
Y para terminar, un huevo al plato. Un plato muy sencillo. No hay casa en la que falten los huevos. En esta ocasión, el huevo al plato estaba sobre una fina capa de tomate frito y aderezado con un poco de orégano.
Además de todas estas tapas, en Hijos de Melilla han incluido raciones. Como novedad han incorporado una carta, para que sus clientes puedan ver cómodamente las raciones y tapas que disponen. Eso sin olvidar las pizarras escritas a mano.
Todo el que quiera decantarse por un menú del día, puede hacerlo por 8,50 euros. Primero, segundo, postre, pan y bebida a elegir. Entre sus raciones, hamburguesas, salchichas, chuletas, cordon blue, filetes de distintas carnes, ensaladas, shawarmas, fajitas, un sinfín de platos de pescado, paella o bocadillos, entre muchos más.
Bar del Centro Hijos de Melilla
En este bar, los clientes son como familia. La mayoría acuden todos los días, bien sea para comer, cenar o para tomar un café a cualquier hora. Para Vidal, los habituales son como sus abuelos. "Es como tener muchos abuelos", comentó la gerente.
De casi todos se sabe su nombre. Son tantas horas y tantos días juntos que es raro el día que no se ven. Vidal por ahora está de vacaciones, pero se ha saltado un día para atender a este diario. Un gesto que es de agradecer, además de su simpatía.
Si algo caracteriza a esta pareja de hosteleros es el buen trato a los clientes. Cercanía, amabilidad y familiaridad. Tanto es así, que les gustaría ampliar su clientela y que el bar se convirtiera en un punto de encuentro de las familias. Este es su siguiente propósito.
Estos hosteleros llevan poco tiempo gestionando el local. Poco más de un año, desde que decidieron embarcarse en esta aventura y coger uno de los locales más conocidos y concurridos de la Avenida Castelar. Tenían un reto, agradar a los socios del Centro Hijos de Melilla. Y parece que lo han conseguido.
La decoración del espacio es propiamente la de un típico bar de ciudad, hogareño. Que más bien eso es lo que es para muchos el centro, su casa. Las paredes están revestidas con láminas de imágenes antiguas de la ciudad. Las mesas altas con taburetes se mezclan con las bajas de siempre.
Y esto es precisamente uno de los cambios que aportaron la pareja al llegar. Aumentaron el número de sillas disponibles. A pesar de ello, hay muchos clientes que prefieren estar en la barra. Esto lo pudo comprobar El Faro, en la barra no cabía un alma durante su visita.
En esta barra tienen una nevera con las tapas frías que suelen servir. Productos, dijo Vidal, frescos. Es su marido, Rafik Atalhaoui, el que suele ir todos los días a comprar al mercado. De ahí que depende del día sirvan unas tapas u otras.