Más allá se la creencia, por encima de la observación en la liturgia del culto y los menesteres para con el cumplimiento de los preceptos y oficios, la tradición se ilumina. Tradiciones distintas cruzadas en bastante más que un alarde, loor de la diversidad amable y tranquila. Tradición, tradiciones, que son sinónimo de compartir y acercar; que aprietan distancias y que van por delante de la identidad y el credo de cada cual.
Textos Bíblicos, Coránicos o la Hagadá judía facilitan el debate y la protección de la fe; la expresión y cumplimiento en mezquitas, parroquias o sinagogas; abogan por la continuidad de ella y de las obligaciones que contrae, pero son los motivos de encuentro y el festejo, como saludable argamasa, el primigenio social.
Fin de mes sagrado de ayuno, triduo pascual (pasión, muerte y resurrección) o peregrinaje y liberación son el sustento espiritual para toda una panoplia de ritos y costumbres, celebraciones en sí que forman parte del acervo común de una sociedad.
En el transcurso de apenas veinte días se concentrarán en su expresión momentos estelares de tres formas diferentes de creer, de mirar al cielo, y se ofrecerán al conjunto ciudadano que, en su aspiración necesaria ser una misma comunidad, mostrarán respeto y también participación.
Avanzando hacia el último tramo de Cuaresma que alumbrará la Semana Santa, tras la Noche del Destino que anuncia el inminente fin del Ramadán у
hacia la redención del Pesaj, de Pascua en Pascua, con la influencia del calendario lunar y estacional, llevadas desde el júbilo, el recogimiento o la simple devoción, aportarán también esperanza en tiempos, como los que se viven, donde la incertidumbre, la imposición, el abuso, también el horror y la injusticia reverdecieron y aspiran a ser planta perenne.
De Pascua en Pascua, una entrañable confluencia de efemérides, y algo más ante los tonos grises de la actualidad, a laya necesaria primavera.