Estamos ya en camino para entrar en lo que va a ser la campaña oficial de las elecciones del día 28. Esta cuenta atrás para la jornada de votaciones se iniciará en la medianoche del viernes al sábado 13 con la tradicional pegada de carteles en la Plaza de España, frente a la Delegación del Gobierno.
Y aunque algunos partidos, como el PP, han optado últimamente a empezar la fiesta en sus propias sedes, al final todos coinciden en los paneles que la Junta Electoral de Zona monta en la Plaza de España. Es allí donde los partidarios de unos y otros se reúnen para jalear a los suyos, exhibir sus banderas y mostrar músculo tratando siempre de ser más que el resto.
Esa noche, a esa hora, se dará el pistoletazo de salida para las elecciones. A partir de ese instante cada partido podrá solicitar el voto para su candidatura y habitualmente es a lo largo de los 15 días de la campaña cuando más se verá a los políticos por las calles, por los barrios, hablando con los vecinos y buscando inclinar a su favor la papeleta del elector.
Queda por saber cómo será ese período de campaña, hasta donde llegarán los enfrentamientos y si hay as guardado en la manga de unos y otros. Pero lo que está ya claro es que la precampaña, estos días previos, están siendo de lo más inusuales. Cualquiera podría llegar a pensar que no hay elecciones tan cerca. Apenas se ve movimiento, al menos desde el punto de vista público, e incluso se han calmado los primeros nervios por el devenir del siempre polémico voto por correo en Melilla.
No es normal que estando tan cerca el momento de la votación, todo esté aparentemente tan sereno. Apenas se ha visto alguna expresión de entusiasmo y ha sido en apoyo del PP por parte de jóvenes de barrios periféricos. Y solo los grandes partidos nacionales han hecho actos públicos. El PSOE presentó su candidatura con la presencia del portavoz en el Congreso, Patxi López, mientras que el PP se ha estirado algo más y ha tenido a varios dirigentes nacionales en la ciudad, aparte del presidente del partido en España, Alberto Núñez Feijóo.
Se puede decir sin temor a equivocarse que no hay ambiente electoral alguno. Otros años a estas alturas ya se habrían presentado más de una decena de denuncias electorales, las diatribas dialécticas entre partidos se oirían desde el planeta marte y las movilizaciones partidistas serían muy notables. Pudiera ser que los ciudadanos estemos mal acostumbrados y que lo normal sea aparente calma política.