La última edición de Melilla Mobile Zone ha tenido una acogida más floja que sus antecesoras, según las primeras estimaciones que hizo ayer en El Faro el presidente de la Asociación de Comerciantes (Acome), Enrique Alcoba.
En su opinión, hay diversos factores que pueden haber influido en la débil respuesta de los consumidores. Los motivos son dispares, desde la coincidencia con el debut de la Selección Española en el Mundial de Brasil hasta la proximidad de las vacaciones de verano y la necesidad de ahorrar para poder hacer turismo.
Al margen de la valoración definitiva, lo cierto es que los ciudadanos continuamos con las manos en los bolsillos. Nos cuesta sacar la cartera para adquirir bienes y servicios con aquella alegría de hace años. La prueba más evidente son los cifras sobre la variación del Índice de Precios al Consumo (IPC) en nuestra ciudad. Según los datos facilitados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), nuestras compras se han encarecido un 0,2% respecto a abril, pero son más baratas (0,2%) que hace un año. La cifra del IPC interanual es la prueba de que los consumidores esperamos alguna prueba más tangible que los favorables datos macroeconómicos para adquirir bienes y servicios de una manera despreocupada. Las valoraciones, estimaciones y proyecciones de despacho están aún lejos de lo que perciben muchos ciudadanos a pie de calle. Por ejemplo, este verano veremos cómo tres comedores sociales abren sus puertas para garantizar una alimentación adecuada a niños de familias desfavorecidas económicamente. Quizá en algunos de esos hogares se consumía con normalidad antes de la crisis. Hoy, en cambio, sus miembros caminan por un bordillo que les hace estar en permanente riesgo de caer en la exclusión social. Y, por supuesto, sus posibilidades de adquirir bienes y servicios no varía en esencia por más que se esfuerce la Administración o los establecimientos comerciales.
Con niveles tan altos de desempleo es difícil mantener o incrementar el consumo. Y sin este consumo, es difícil que a su vez los comerciantes encuentren algún motivo para reforzar sus plantillas con nuevas contrataciones.
Aún no hemos conseguido salir de esa espiral. Si lo conseguimos, lo haremos de una manera pausada y progresiva. Podremos decir que lo hemos conseguido cuando en nuestra ciudad no haya necesidad de mantener abiertos los comedores durante los meses de verano para los más pequeños de muchos hogares melillenses reciban una alimentación adecuada.
Por ello, cualquier mínimo dato positivo, aunque no debamos acogerlo como una gran victoria, tampoco debemos despreciarlo ya que puede ser la prueba de que avanzamos por el buen camino. La acogida favorable, aunque moderada que Mobile Zone ha cosechado es un indicio de la progresiva y constante mejoría económica hacia la que debemos dirigir todos nuestros esfuerzos.
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