Un joven melillense ha sido condenado a 7 años de prisión por abuso sexual, según ha hecho público la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), que confirma así el fallo de la sentencia previa emitida previamente por la Sección 7ª de la Audiencia Provincial con sede en Melilla. Además, este individuo no podrá acercarse a la chica, que tenía 22 años el día de los hechos, a menos de 500 metros ni comunicarse con ella por ningún medio; asimismo se le imponen 8 años de libertad vigilada una vez cumpla su condena.
Según consta en la sentencia, todo sucedió en la madrugada del 10 de mayo de 2021 cuando este hombre llevó a la joven a su propio domicilio después de haber estado con unos amigos primero en un bar de Puerto Noray y posteriormente en la vivienda de uno de los miembros del grupo. Allí, en ese domicilio, bebieron alcohol y esnifaron cocaína.
Cuando supuestamente se dirigían a la casa de otro de los amigos con los que ya habían estado, el ahora condenado llevó en su motocicleta a la joven a su propio domicilio. Fue allí donde ocurrieron los hechos, según consta en la sentencia. La víctima ha relatado que entró y estuvo jugando con el perro pitbull del acusado antes de tomar una copa de vino que le ofreció. Tras ingerirla, aseguró que entró en un estado de semiinconsciencia, bien porque el procesado añadiera alguna sustancia a la bebida, bien por el alcohol y las drogas consumidas previamente.
El caso es que el joven "la tumbó en la cama y la penetró vaginalmente". "En el curso de la relación sexual totalmente inconsentida, para el cambio postural de la víctima, tuvo que volver a utilizar la fuerza, causándole lesiones en distintas partes del cuerpo", indica el alto tribunal andaluz.
A la mañana siguiente, la chica despertó sola y fue cuando se percató de que estaba desnuda y presentaba moratones y erosiones en distintas partes del cuerpo. Tenía también "recuerdos aislados" de lo que había sucedido durante las horas previas.
Acompañada de una amiga, acudió al centro de salud, donde se le realizaron pruebas incluso toxicológicas dando positivo en cocaína y otras sustancias estupefacientes como benzodiacepinas. Presentaba igualmente múltiples equimosis en el antebrazo derecho y excoriaciones, así como otras lesiones en las piernas. Todos esos hechos, además, han provocado en esta víctima "una afectación emocional por un profundo sentimiento de humillación, impotencia, angustia y desconfianza".
Relaciones consentidas
El autor de los abusos sexuales ya juzgados, sin embargo, alegó en su recurso ante el TSJA que la sentencia previa de la Audiencia Provincial lesionaba su derecho a la presunción de inocencia y al principio de in dubio pro reo. Aseguró que el testimonio de la denunciante "no es creíble, que carece de firmeza y concreción en torno a los hechos que relata y que su versión no puede apoyarse en las lesiones que presentaba porque podían haber sido causadas por otras circunstancias distintas".
Afirmó, asimismo, que las relaciones sexuales con el acusado fueron "de modo voluntario y consentido", motivo por el que solicitaba su absolución.
Sin embargo, el TSJA entiende que la Audiencia Provincial valoró "positivamente" el testimonio de la joven y lo ha considerado "convincente y veraz". Ello, sin contar con que "no consta razón alguna para recelar" que la víctima "haya mantenido su relato guiada por malquerencia hacia el acusado, interés en perjudicarle ilícitamente u otro móvil espurio que la haya podido llevar a convertir mendazmente una supuesta relación consentida en una invasión de su libertad sexual".
Tras citar una serie de principios jurídicos y de estudiar la jurisprudencia existente al respecto, la referida sala del alto tribunal andaluz confirma en su fallo las condena impuesta por la Audiencia Provincial a 7 años de prisión, 8 de libertad vigilada y orden de alejamiento de la víctima.