La Guardia Civil ha logrado frenar en el puerto, desde enero, la entrada ilegal en Marruecos de seis vehículos sustraídos en Europa l El último, una furgoneta valorada en 25.000 euros. Recorrieron casi 2.000 kilómetros pero la Guardia Civil frustró su objetivo cuando se encontraban a sólo un puñado de ellos de dar el salto a Marruecos. Ocurrió el pasado viernes, cuando los agentes de la Oficina de Análisis e Investigación Fiscal de la Benemérita descubrieron en el puerto que algo no cuadraba en la documentación que aportaron los tres ocupantes de una furgoneta Mercedes Sprinter que acababa de desembarcar del buque proveniente de Motril. Tres jóvenes de 21 a 24 años que habían partido de Francia en el vehículo, alquilado días antes en ese país, pero cuyas identidades no correspondían con la persona que firmó el contrato. Los sellos eran “aparentemente auténticos”, como confirmó ayer la Guardia Civil, pero una rápida consulta a las bases de datos en las que se cruzan las denuncias de todos los países europeos descubrió la evidencia: La furgoneta no había sido devuelta en el plazo previsto a la casa de alquiler, constaba oficialmente como desaparecida y su destino no era otro que el mercado ilegal en Marruecos.
El caso no es nuevo. En lo que va de año los agentes adscritos al puerto han evitado ya que seis vehículos sustraídos en diferentes puntos de Europa pasen de forma ilícita por Melilla con destino al país vecino, donde su pista se pierde de forma irremisible. En concreto, la Guardia Civil ha logrado recuperar desde enero cuatro turismos y dos motocicletas cuyo valor global ascendía a 160.000 euros. La furgoneta recuperada el viernes estaba tasada en unos 25.000 euros. Y ese dato evidencia que la dimensión del negocio es considerable. “Quien recorre un trayecto tan largo entre un país de Europa y Marruecos no lo hace por un vehículo de bajo coste. Lo hacen con aquéllos que saben que, si consiguen pasar la frontera, su venta les va a proporcionar un gran beneficio”, aseguran a ‘El Faro’ fuentes cercanas a la investigación.
El procedimiento, desvelan las mismas fuentes, es siempre el mismo. Un integrante de la banda acude a una empresa de alquiler y retira el vehículo, pero nunca lo devuelve. Mientras la compañía tramita la denuncia, éste puede que ya haya entrado en Marruecos. Cuando quien lo conduce logra burlar el control fronterizo de Melilla, hace una llamada al titular del contrato, que continúa en Europa, para que simule que se lo han robado con la presentación de la correspondiente denuncia. La empresa no recuperará jamás el vehículo, que con su documentación alterada será revendido en Marruecos. “Lo tienen todo controlado: Qué barco les interesa coger, con qué antelación llegar e incluso si el tráfico de la OPE les beneficia”, aseguran.
“Pericia y experiencia”
Pero en algunos casos, como el del viernes, el vehículo es interceptado y sus ocupantes puestos a disposición judicial. Ahí juegan a favor “la pericia y la experiencia” de los agentes, que se convierten en la última esperanza de las alquiladoras y de las compañías aseguradoras antes de dar por perdidos los vehículos. “Los agentes comprueban con detenimiento toda la documentación, porque una vez que el vehículo pasa a Marruecos puede desaparecer definitivamente. En su frontera realizan una importante labor de control, pero no tienen acceso a las bases de datos europeos que manejamos nosotros”, confirman las mismas fuentes. Otro factor a favor es la colaboración con las policías portuarias españolas, que en muchas ocasiones dan la voz de alarma en el punto de partida para que la Guardia Civil esté alerta en el desembarco en Melilla.
La Mercedes recuperada el viernes será retirada por la empresa propietaria en unas semanas. Un trayecto de regreso con la documentación, esta vez, en regla.