La Asociación de Vecinos del Barrio del Real critica la acumulación de cajas y otros embalajes desde que cerró la empresa de reciclaje Recimel
Cajas de cartón acumuladas en jaulas que llevan tiempo sin vaciarse, otros embalajes amontonados en rincones de los edificios cercanos a las naves y toda clase de residuos forman parte del paisaje urbano que denuncia la Asociación de Vecinos del Barrio del Real desde su cuenta de Twitter.
Daniel Reyes, uno de los administradores de este perfil social, colgó ayer una fotografía de una jaula llena de cartones situada entre bloques de viviendas del barrio, naves industriales y supermercados. Este vecino aseguró a El Faro que esos residuos llevan más de diez días amontonándose porque la empresa de reciclaje que los gestionaba, Recimel, cerró de la noche a la mañana y ninguna otra ha tomado el relevo.
El consejero de Medio Ambiente, Manuel Ángel Quevedo, confirmó a este diario que dicha empresa privada, que estaba autorizada para esta actividad de recogida por parte de la Ciudad, “ha cerrado de improviso” porque la venta de cartón ya no le era rentable al “bajar de precio” este material, por lo que la actividad de recogida de cajas “ya no le interesa”.
“Si ahora no les interesa, tendremos que hacerlo nosotros”, detalló el responsable del área y apuntó: “Pero eso no es excusa para tirar los cartones en las aceras como están haciendo algunas empresas”. En este sentido propuso: “Siempre pueden meterlo en una furgoneta y llevarlo a la incineradora. No es cartón doméstico, es de profesionales”.
Malestar vecinal
José acompaña cada día a su hijo pequeño al colegio y para ir y volver cruzan la calle General Villalba, que separa los edificios residenciales de una parte del Real de las naves. Este vecino considera que “contenedores hay, pero quizá la recogida no se hace todos los días que haría falta”.
Por otro lado, cree que “las autoridades no hacen todo lo que deberían” y señala que parte de esos residuos proceden del “comercio transfronterizo, porque los vecinos tiramos las cajas en su sitio”.
Miluda coincide con él. “Si tengo un papel, voy y lo tiro a la basura; no en el suelo. Eso no está bien”. Por su parte, Tamara lamenta que cada día que va al instituto por esa calle se encuentra “basura” por el camino.
“Me da mucha rabia porque huele muy mal y Melilla es una ciudad muy bonita que por culpa de gente poco concienciada con el medio ambiente está muy sucia”, critica la joven.
Pedro es otro estudiante de instuto que recorre el mismo camino que Tamara. “Al ser una zona industrial, la recogida de cartones podría mejorar, pero también hay muchas otras cosas más relevantes por arreglar”, comenta. Sin embargo, reconoce que “últimamente sí que está más sucia toda esta zona”.