UN amigo me dijo hace tiempo que estas “Cartas”, suelen regalar a las almas y a los espíritus puros, la espontaneidad de sentirse español. Eso es lo que humildemente, yo intento transmitir a los lectores, que nos sintamos españoles y recordemos a nuestros Héroes que se encuentran enterrados en La Purísima, aunque a veces las lágrimas sean como un corazón triste que pide a los ojos que hablen por él. La “Carta” de hoy la escribe un Cabo de Infantería, y dice así:
“Queridos melillenses: me llamo Eugenio Lázaro Lozano, y soy Cabo del Batallón de Infantería Cazadores de Reus nº 16. Soy soltero, y nací en Madrid hace 20 años. Los moros me mataron, en Sidi Alí, el 11 de octubre de 1909, junto a Pedro Badosa Serra, compañero del mismo Batallón. A Pedro lo registraron el mismo día de su muerte, pero a mí, como mi cuerpo no lo encontraron hasta noviembre, desde entonces me encuentro en el Osario del Panteón de Margallo. Tengo a mi lado a varios compañeros que les ocurrió lo mismo; que recuperaron sus cuerpos pero no supieron donde cayeron, ni los lugares donde fueron enterrados. Los que suelo ver por estos patios son: Eugenio Alborets Cloquell, y Blas Pérez Cayuela, ambos Soldados del Regimiento de Infantería Melilla nº 59; Antonio Manchorro Muñoz, caído el 27 de julio de 1909, sin saber, el pobrecito siquiera el regimiento a que pertenecía, pero algunos compañeros, como lo conocían, dicen que pertenece al Batallón de Llerena n.º11. También suele venir por estas escaleras del `Ángel´, el catalán, Jaime Rabascal Miró, Cabo de Infantería del Regimiento Asia nº 55. Dice que nació en Porrera, un pueblecito de Tarragona. Al menos él, como yo, sabe también donde nació. Tengo que decirles que desde hace unos años, nos visita una señora muy mayor, que después de rezar sus oraciones, nos dice que estamos con Dios en La Purísima, que es la residencia fija de los ángeles buenos. Y ahora debo dejarles, no sin antes darle infinitas gracias a esa buena mujer, que siempre nos trata como si fuésemos hijos suyos. Reciban un fuerte y cálido abrazo.”
Sobre el Regimiento Asia, debo decir que en la calle Margallo, en la misma acera del antiguo Mercado, existió el legendario Hotel Asia. Juan Díez, dice en su blog, que el propietario, José Torres Pubill, al enterarse de que su antiguo regimiento estaba de guarnición en la ciudad, cuando los sucesos de la llamada “Guerra de Margallo” en 1893, se presentó voluntario, como soldado raso, pero como pasaba, en demasía, de la edad reglamentaria, fue rechazado, sin poder lograr sus aspiraciones. En homenaje a esa unidad, donde fue soldado, bautizó a su Hotel con el nombre: “Hotel Asia”. Como habrán comprobado, esto es una pequeña parte de la Historia, con mayúsculas, de nuestra ciudad.
Sócrates decía que: “Morir es el destino común de los hombres; pero morir con gloria es el privilegio del hombre virtuoso.”