Alba María Rosa Hernández (7 de octubre de 1988) Su nombre artístico es Alba Rosa. Es profesora de interpretación, coach, actriz y escritora. De hecho, hace una semanas su libro ‘Grandiosas’ fue presentado por la Consejería de Cultura dentro de las actividades del Día Internacional de la Mujer.
Su filosofía de vida es: “aprender del pasado, vivir el presente y no hacerme expectativas del futuro”.
–¿Cómo se describiría a nivel personal?
–Soy un culo inquieto. Una exploradora de la vida, del arte y de mí misma. Una enamorada de las personas. Alguien con voluntad de sacar lo bueno de cada experiencia, de aprender. Experta en buscar el equilibrio entre trabajar duro y disfrutar intensamente.
–¿Qué prenda de ropa no falta en su armario?
–Un vestido cómodo, ligero, colorido y ajustado a la cintura.
–¿Le gusta llevar alguna joya? ¿Tiene algún significado especial?
–Me gusta llevar un colgante que simboliza el círculo del karma: la unión cielo y tierra. Dicen que mantiene la positividad. Me lo regaló mi hermana y siento que en él su fuerza me acompaña.
–Expresión melillense que más use o que le llame la atención.
–Hay muchas. Recuerdo que mi abuela pelaba chicharitos (guisantes) y llevaba zarcillos (pendientes). Siempre me ha gustado ir al carrillo (kiosko) en tenis (zapatillas de deporte). Pero mis favoritas son las que usan palabras divertidas como ‘tener jayuya’ (hambre) o ‘estar chivani’ (viejo/a).
–Un rincón de Melilla del que nunca se aburre de visitar.
–El faro de Melilla la Vieja. La vista del azul del mar y del cielo que se unen en el horizonte mientras la piedra de la muralla te protege de esa inmensidad. Es una imagen que visito muy a menudo mentalmente y a la que vuelvo cuando voy a la ciudad.
–Su libro favorito. ¿Cuándo leyó el último?
–En poesía ‘Canto a mí mismo’ de Walt Whitman, en novela ‘Sofía de los presagios’ de Gioconda Belli y en teatro ‘Bodas de sangre’ de Federico García Lorca. Ahora mismo estoy leyendo ‘El laberinto mágico’, una obra de teatro de Jose Ramón Fernández basada en la trilogía de Max Aub.
–¿Películas o series? ¿Alguna favorita?
–Me marcó ‘La vida es bella’ de Roberto Benigni (1997). Soy muy fan de la serie ‘Fleabag ‘de la actriz y escritora y directora Phoebe Waller-Bridge.
–Mi tiempo libre lo dedico a...
–Largos paseos por la Casa de Campo en Madrid o por el paseo marítimo en Melilla. Cada vez tiene más prioridad pasar tiempo con mi familia y mis personas queridas.
–Un recuerdo de la infancia.
–Un viaje en agosto en el Mercedes antiguo de mi padre al que llamábamos Romero. Sin aire acondicionado, las ventanas abiertas. Mi hermana dormida, la radio puesta y mi madre leyéndome un cuento, jugando con su voz.
–Un juguete.
–El diábolo. Pasábamos horas aprendiendo a ‘bailarlo’, lanzarlo por los aires. Luego salíamos corriendo para que no te cayese en la cabeza.
–Su fiesta favorita.
–La noche de San Juan, sin duda. Lo efímero del arte que se quema, el fuego como algo iniciático. Estrenar el mar para lavarse pies y manos con el agua aún fría. Los fuegos artificiales. En mi época hacíamos moragas con sardinas y pinchos morunos.
–¿Cocina? ¿Se le da bien?
–Se me da bien experimentar con lo que tengo en la nevera o inventarme recetas. Eso sí, pocas veces sé repetir lo que he hecho.
–No puede resistirse a un plato de...
–Dahl de lentejas, cuscús dulce, coquinas hechas por mi padre. Por no hablar de la sopa de rape o la paella de mi madre.
–¿Qué tarea del hogar no soporta?
– Me relaja mucho limpiar la casa, sobre todo, barrer o fregar los platos. Quizás limpiar el váter me dé más pereza. Me encanta poner lavadoras y colocar la ropa limpia. Lo que no soporto es hacer cualquier tarea con prisa o con estrés.
–¿Personaje histórico que le llame la atención?
–Me fascina Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Una mujer que en el siglo XVI pasase de vivir en la Alhambra a ser extranjera en un país frío sin entender el idioma. Perdió a su primer marido recién llegada. Vivió en la pobreza hasta casarse con Enrique VIII, se le murieron cinco hijos, ganó una batalla liderando un ejército embarazada y el amor del pueblo inglés. Su marido se divorció de ella y de la Iglesia católica. La aisló en un castillo y le impidió ver a su única hija María. Catalina terminó muriendo de lo que se cree que fue un cáncer de corazón.
–Si pudiera viajar al pasado, ¿a qué época le gustaría ir?
–Al Londres del siglo XVI. Iría a ver ‘El sueño de una noche de verano’ de Shakespeare en el Globo. Escucharía cómo el público repetía sus versos, tomaría algo en la taberna con los actores y charlaría con el Bardo.
–¿Viajaría al futuro?
–Sin duda, me iría tan lejos como hiciera falta para ver si en algún momento llegamos a cuidar el medioambiente y aprendemos a vivir en armonía como sociedad.
–¿Es supersticiosa?
–No. Cada cual tiene el poder de crear su vida, tanto lo bueno como lo malo. Sí que creo que hay que protegerse de la mala vibra, pero multiplicando la buena. Los gatos negros no tienen culpa de nada.
–¿Se arrepiente de algo?
–Me arrepiento de exigirme demasiado y provocarme frustración.
–¿Cuál es su principal miedo?
–No poder estar cerca de mi familia si me necesita.
–Algo que deteste de usted mismo.
–Se me da bien enfadarme.
–Un lugar de ensueño para ir de vacaciones.
–Adoro las playas de Cádiz, Caños de Meca en especial.
–Si le tocara la lotería…
–Invertiría en un teatro-escuela. Sería un proyecto de integración de artes y educación. Incluiría una compañía con la que produciría obras propias.
–Un chiste.
–Se abre el telón y se ve un tetrabrik de Don Simón, ¿cómo se llama la película? Es tinto básico.