El anuncio de una nueva línea marítima con la península no puede ser más que tomado como una buena noticia, sobre todo, en una ciudad donde el transporte es vital y la falta de competencia en ese sector hace que la oferta no sea todo lo asequible que desearían los usuarios. Cada iniciativa de esta clase supone un espaldarazo a las aspiraciones turísticas de Melilla, representa una mejora en el acceso a servicios que los melillenses reciben en la península por no estar disponibles en la ciudad, es un paso hacia la mejora de la calidad de vida... En definitiva, acorta la distancia de los melillenses con el resto de los españoles.
Eso en cuanto a los ciudadanos se refiere. Para los empresarios locales representa una dosis de optimismo ver cómo compañías foráneas apuestan por esta ciudad. Y al mismo tiempo hace más competitivas a las empresas melillenses, que ahora ven mejoradas sus posibilidades de negocio con una comunicación más fluida con la península.
Entre las buenas noticias para el futuro de Melilla que pueden sucederse en distintos ámbitos, ésta se encuentra entre las mejores por los beneficios que en general supone.
Hace unas semanas fue la compañía aérea Airmel. Ayer fue naviera Armas. Ambas son importantes apuestas empresariales que, sin embargo, caerán en saco roto si los emprendedores locales no son capaces de descubrir y aprovechar las oportunidades que ofrecen.