La Guardia Civil no se ha ganado el título de ‘benemérita’ tras 171 años de historia porque entre sus miembros sólo haya personas honradas, íntegras, abnegadas, trabajadoras y entregadas a la protección de los ciudadanos.
Como en todo colectivo humano, siempre hay individuos que desentonan con la labor que realiza el conjunto. Por desgracia, los ‘garbanzos negros’ en la Guardia Civil no son uno o dos. Son más, pero afortunadamente son muchísimos menos que los agentes cuya labor contribuye a dar prestigio a este Cuerpo. Así lo consideran los ciudadanos, que habitualmente sitúan a la Benemérita en las encuestas como la institución mejor valorada, seguida a corta distancia por la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
En esta percepción tan positiva por parte de la sociedad tiene un peso importante la capacidad de la propia Guardia Civil para identificar y apartar de sus filas a las ‘manzanas podridas’ antes de que éstas tengan ocasión de contaminar al resto. Así produjo hace un par de meses en nuestra ciudad. El 11 y 12 de marzo se llevó a cabo el arresto en Melilla de varias personas, entre las que había dos individuos que vestían el uniforme de la Guardia Civil. Estaban acusados de haber intentando corromper a otro agente ofreciéndole 5.000 euros para que hiciera la ‘vista gorda’ y permitiera el paso de estupefacientes e inmigrantes ilegales por el puerto. Esa misma conversación fue escuchada accidentalmente por otro guardia civil, que también puso los hechos en conocimiento de sus superiores. La oferta de un dinero fácil por no hacer nada no sirvió para que ninguno de los dos agentes honrados dejara de cumplir con su deber. Con esa acción ambos contribuyeron a mantener limpia la imagen de un Cuerpo que se encamina con paso firme hacia sus dos siglos de historia, un periodo de tiempo en el que no ha dejado de ir actualizándose, pero siempre sin apartarse de los principios establecidos por el duque de Ahumada, su fundador.
Esos valores que mueven a los agentes de la Guardia Civil en sus acciones no sólo permitieron identificar hace unos meses a dos presuntos corruptos dentro del Cuerpo. También hicieron posible descubrir un posible caso de abusos sexuales cometidos contra menores en distintos puntos del país. Un total de 18 supuestas víctimas pudieron liberarse de un presunto delincuente vestido con el uniforme de la Guardia Civil.
Con el arresto de ambos sospechosos, la Benemérita conserva todo su prestigio e incluso lo amplía si se valora como merece el que las detenciones fueran llevadas a cabo por agentes de la Guardia Civil. El hecho de que sus propios miembros sean los principales responsables de que la Benemérita se haya mantenido limpia después 171 es muy esclarecedor del porqué este Cuerpo de Seguridad es el mejor valorado por la ciudadanía.