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El nuevo jefe del Gobierno marroquí aludió ayer al asunto de los menores no acompañados
El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, ha reclamado repetidas veces a Marruecos que asuma su responsabilidad en la protección a la infancia para, de esa forma, evitar que centenares de niños y adolescentes de su país crucen las fronteras de Melilla y Ceuta con el objetivo de embarcarse como polizones en buques hacia la península.
En una comparecencia ante la prensa ayer, Ventura subrayó que esta problemática no afecta sólo a las dos ciudades autónomas, sino que tiene consecuencias a escala europea, puesto que muchos de estos niños marroquíes han sido vistos viviendo en la calle en países del Viejo Continente como Francia, Alemania e incluso Suecia.
El titular de Bienestar Social destacó un reciente informe del Centro Marroquí de Derechos Humanos, publicado por El Faro, que muestra que la mitad de los aproximadamente cien niños que nacen cada día en el país vecino sin un padre conocido acaban viviviendo en la calle.
Muchos de esos menores terminan accediendo a Melilla y Ceuta y, desde aquí, un importante número de ellos tratan de colarse como polizones en un barco, con los graves riesgos que ello conlleva. No han sido pocos los que han dejado la vida en el intento.
Parece que las distintas alusiones de Ventura a la responsabilidad del Gobierno marroquí con estos menores (en declaraciones a El Faro publicadas el pasado domingo, afirmó que la comunidad internacional debería exigir a Marruecos que tomara medidas al respecto) no han caído en saco roto.
Ayer, el nuevo jefe del Gobierno alauí, Saadedin Otmani, proclamó ante el plenario de las dos cámaras parlamentarias que el asunto de los menores marroquíes no acompañados en Melilla y Ceuta se está convirtiendo en un problema de orden público. Pero Otmani no se quedó ahí. Es más que probable que conozca el informe del Comité Marroquí de Derechos Humanos, puesto que señaló que estos niños están llegando a ciudades como París y Estocolmo.
Resolver la problemática de los menores extranjeros no acompañados es un asunto europeo. Y, por supuesto, marroquí.