Entre los supersticiosos, y por estas tierras y en el resto de España también hay muchos, derramar sal es una de las peores cosas que le pueden pasar a uno. Ayer, por un accidente fortuito, una parte de la carga de un camión derramó varios kilos de sal envasada y dispuesta para su venta en la rotonda del Club Marítimo.
Algunos testigos apuntaron como posible causa del accidente un mala distribución en la carga, aunque todavía no exista un informe oficial de lo ocurrido. Eso sí, los servicios operativos de la Ciudad estuvieron prestos para recoger el material que impedía una normal circulación de tráfico.
Confiemos en que el conductor del camión no sea supersticioso, pues sino, por la cantidad de sal derramada, los años de mala suerte van a ser cuantiosos.