Los médicos de Melilla, y por extensión la atención sanitaria de nuestra ciudad, no le interesan ni al Ministerio de Sanidad ni al Instituto de Gestión Sanitaria (INGESA). No es una afirmación gratuita, es una constatación de lo ocurrido en los últimos doce meses.
Hoy se cumple un año de nuestra convocatoria de huelga para reclamar mejoras necesarias en la gestión sanitaria de Ceuta y Melilla y no han hecho nada positivo. Ni un solo gesto, ni una sola solución por parte de la Administración Central y la situación es aún más crítica que aquella que denunciamos el 9 de marzo de 2023.
En febrero pasado se optó por conceder una tregua, se confío en la predisposición mostrada por la nueva ministra de Sanidad, pero la respuesta ha sido la misma que en los meses precedentes: nada de nada. Cuando el que manda conoce los problemas, porque está avisado de lo que ocurre, y no hace nada, está incurriendo en dejación de funciones, y eso es lo que están haciendo los gestores de nuestra sanidad.
En estos 365 días no han dado respuesta ni réplica a ninguna de nuestras reivindicaciones. Han permanecido pasivos, pendientes sólo de la próxima apertura de un hospital que no acaba de concretarse. Por cierto, continuamos sin conocer su plantilla ni su cartera de servicios. Los continuos retrasos e incidencias han hecho que incluso los representantes políticos hayan dejado de hablar de su apertura, aunque sabemos que, como en Ceuta, no es la solución.
Los problemas no han desaparecido, estamos mucho peor que hace doce meses. Los datos, todos ellos contrastables, lo confirman. Tenemos cada vez menos médicos porque se jubilan o se cansan y se van a otros destinos; nuestra plantilla continúa envejeciendo sin recambio; los turnos de guardia cada vez son más insostenibles porque faltan facultativos para rotar en condiciones; y los cupos de pacientes son cada vez mayores, sólo hay que preguntar a nuestros compañeros de Atención Primaria.
Es inexplicable que haya pasado más un año desde la declaración de Ceuta y Melilla como zonas de difícil cobertura y que no se haya tomado ni una sola decisión para respaldarlo. Aquí tienen otra muestra de la dejación de funciones de Ingesa y, por ende, del Ministerio de Sanidad.
Tres ministros han pasado por el cargo en este año, los tres han tenido conocimiento de los problemas que tienen a nuestra sanidad en la UCI, pero ninguno ha puesto remedio. Ni siquiera se han sentado a escucharnos. ¿Por qué? Faltan médicos en el Hospital Comarcal, son muchos los servicios que están colapsados y se afrontará el periodo vacacional sin garantías de poder ofrecer una asistencia de calidad a los ciudadanos.
Faltan médicos en Atención Primaria, lo que provoca cupos excesivos de pacientes y profesionales desbordados desde hace muchos meses, incluso con el cierre intermitente de consultas de Pediatría. Y faltan médicos en el 061, compañeros que continúan sufriendo un convenio que data de octubre de 2007 y que ni siquiera cuentan con un complemento de turnicidad, noches y festivos, generando un agravio comparativo. Pero, sobre todo, faltan ganas de los políticos que mandan en nuestra sanidad, falta su implicación para demostrar de una vez que los melillenses tenemos los mismos derechos que el resto de españoles.
Ha pasado un año y nuestra sanidad cada vez está más lejos de los estándares de calidad que disfrutan el resto de nuestros compatriotas.