El sonido de los motores, las sirenas y la emoción en el aire anuncian un día especial en el centro de atención para personas con discapacidad Gámez Morón. La asociación de motoristas Ángeles Guardianes, formada principalmente por policías apasionados por las motos, volverá a visitar a los usuarios del centro en un evento lleno de sentimiento y solidaridad.
La visita de este año está programada para el viernes 14 de marzo a las 17:30 horas y no será solo Ángeles Guardianes quien acuda al encuentro. “Estamos en conversaciones con Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Policía Militar y Bomberos para que nos acompañen con sus vehículos oficiales, como lo han hecho en años anteriores”, ha explicado José María Benavente, secretario de Ángeles Guardianes.
La colaboración con estos cuerpos de seguridad es clave para hacer de la jornada un evento inolvidable. "Siempre hemos contado con su apoyo, se han ofrecido sin poner ningún tipo de objeción y esperamos que este año sea igual", ha añadido.
La iniciativa de visitar el Gámez Morón no es nueva. Según Benavente estas visitas comenzaron antes de la pandemia, pero quedaron interrumpidas por un cambio de directiva. Sin embargo, en enero del año pasado, con la llegada de un nuevo equipo al frente de Ángeles Guardianes se retomó la tradición con más fuerza. "Este ya es nuestro segundo año consecutivo desde que lo recuperamos", ha explicado el miembro de la asociación.
Ángeles Guardianes es mucho más que un grupo de motoristas. Su labor va más allá de recorrer carreteras y sentir la adrenalina de la velocidad. Se han convertido en un símbolo de compromiso social y solidaridad. “Nos dedicamos a hacer actividades sociales, sobre todo de integración y a darles visibilidad a los que no la tienen”, señaló Benavente.
Este año, además, cuentan con el apoyo de la Fundación Baleària, lo que les ha permitido reforzar sus iniciativas y llegar a más personas. Pero no solo el Gámez Morón ha sido testigo de su solidaridad. "El año pasado también visitamos a los niños de La Gota de Leche y a los chavales de Aspanies", recordó el secretario de Ángeles Guardianes.
La reacción de los usuarios del Gámez Morón es lo que realmente da sentido a su labor. “Lo pasamos tan bien, nada más que debes ver las caras de alegría de estos muchachos, la emoción con la que nos esperan en la puerta, cómo disfrutan con el ruido de las motos, cómo quieren montarse, cómo quieren acelerar… eso nos da más ganas de repetir cada año”, ha confesado Benavente.
Durante la visita, los usuarios del centro tendrán la oportunidad de subirse a las motos, tocar las sirenas de los coches de policía y bomberos y sobre todo, disfrutar de una jornada llena de alegría y emoción. “No hay palabras para describirlo. Solo hay que ir y ver sus reacciones. Espontáneamente te abrazan, quieren montarse en la moto contigo, es una experiencia maravillosa que no nos cansamos de repetir”, ha expresado con emoción Benavente.
Un mensaje de inclusión
El impacto de estos encuentros va mucho más allá del disfrute del momento. Para los usuarios del Gámez Morón, estas visitas significan mucho más. “Se sienten protagonistas. Cuando se suben en la moto, cuando están con nosotros, es una emoción muy especial”, destacó el miembro de Ángeles Guardianes.
Pero también hay un mensaje claro detrás de estas iniciativas: la inclusión y la visibilidad de las personas con discapacidad en la sociedad. “Queremos demostrarles que no están solos, que no están olvidados, que nos acordamos de ellos y que estamos aquí para ellos”, ha afirmado José María Benavente.
La asociación tiene claro que seguirá colaborando con el centro y con otros colectivos vulnerables mientras sea posible. "Mientras veamos que ellos se lo pasan bien y disfrutan, nosotros seguiremos aquí, haciendo todo lo que podamos para ayudar", aseguró.
Benavente ha dejado un mensaje para los melillenses sobre las personas con discapacidad. “Que sepan que están ahí, que son parte de nuestra vida, de nuestra ciudad, de nuestra sociedad. Que desean compartir su tiempo con nosotros y que tienen un corazón enorme. No pierdan la oportunidad de compartir con ellos, porque es una experiencia maravillosa”.
Una vez más, Ángeles Guardianes demuestra que la pasión por las motos puede ir de la mano con la solidaridad y el compromiso social. El rugido de sus motores no solo anuncia velocidad, sino también un mensaje de inclusión y cariño.