Después de más de 40 años ejerciendo la Enfermería, la conocida melillense recibió el agasajo de un numeroso grupo de enfermeras que recordaron también sus inicios profesionales. Un nutrido grupo de enfermeras, matronas y auxiliares de Enfermería del Hospital Comarcal agasajaron en la noche del viernes pasado a Ana Belmonte Montalbán, con motivo de su jubilación, tras más de cuatro décadas de prestación de servicios en el ámbito sanitario, primero en el antiguo Hospital de Cruz Roja y, desde el año 1972, en que sacó su plaza por oposición, en la Sanidad Pública.
La despedida a Ana Belmonte fue un auténtico recordatorio del icono mágico y romántico de 'Las chicas de la Cruz Roja' que, casi una década antes de su graduación como Enfermera en Málaga, Tony Leblanc y Concha Velasco popularizaron en la gran pantalla.
De hecho, la conocida canción de Augusto Algueró se convirtió en la melodía recurrente de una noche amable y emotiva, en la que hubo espacio para todo tipo de recuerdos, gracias en gran media al relato de la comadrona Loli Sáez, compañera de estudios de Ana Belmonte en Málaga y cronista improvisada de los años juveniles de ambas, en los que las monjas de la residencia donde se albergaban querían captarla para el noviciado, prendadas de su prodigiosa voz.
Y es que Ana Belmonte, aunque de niña triunfó en numerosos concursos de la antigua Radio Melilla EAJ21 y Radio Juventud, finalmente encaminó su vida por la profesión de enfermera, a la que se ha dedicado desde el año 67, con el exclusivo impasse marcado por la excedencia de 8 años que solicitó tras casarse con el afamado ginecólogo Justo Sancho-Miñano, cuyo recuerdo, lógicamente, también estuvo muy presente en la velada, tanto por el relato de las amigas y compañeras que le dedicaron cariñosas palabras al hilo de vivencias comunes, como por la presencia del hijo de ambos, el joven ginecólogo Justo Sancho-Miñano Belmonte que, junto a un grupo de amigos de profesión y su esposa Laura, también se sumó a la celebración.
Ana Belmonte, radiante y espléndida, agradeció el detalle a sus compañeras, por el gesto espontáneo y libre de compromisos con el que quisieron culminar tantos años de trabajo en común.
Toda su carrera la ha ejercido en Melilla, salvo nueve años que vivió en Granada, destinada en el Hospital Materno Virgen de las Nieves, coincidiendo con la mayor parte de los años de estudio de su hijo Justo.
En su larga carrera ha ejercido también destacados puestos de responsabilidad en el organigrama sanitario del Hospital Comarcal y del Virgen de las Nieves, donde ejerció como supervisora de quirófanos y cirugía.