Los hechos se han vuelto a repetir. Otra pareja de ciclistas melillenses ha sido víctima de un intento de atraco cuando transitaba por Marruecos siguiendo el camino que transcurre paralelo a las vías del tren en dirección a Nador. La agresión ha sido un calco de la que sufrieron unos días antes en ese mismo lugar otros dos deportistas españoles cuando circulaban en bicicleta. Esta vez las víctimas no se han molestado en acudir a la Policía marroquí. Conocían la noticia publicada en El Faro y sabían que en la ocasión anterior los agentes no habían prestado la menor atención a los denunciantes.
En el intento de asalto de hace unos días, uno de los ciclistas resultó herido en un brazo. El pasado miércoles, cuando se produjo la última agresión, una piedra golpeó en la pierna de uno de los deportistas y le provocó una herida que necesitó dos puntos de sutura.
Afortunadamente, en ambas ocasiones los hechos se saldaron con una cura en enfermería. Sin embargo, de haber sido alcanzados por las pedradas en otras partes del cuerpo, las agresiones hubieran podido tener unas consecuencias trágicas.
Y todo esto ocurre mientras que los agentes marroquíes miran para otro lado, no prestan la menor atención a la denuncia de las víctimas, ni les ofrecen ayuda médica.
Actitudes como éstas son las que impiden que el progreso de Marruecos se produzca a un ritmo más acelerado. La desidia de sus autoridades es lo que hace imposible que en ese país existan las garantías necesarias para que se produzca una transferencia más fluida de inversiones empresariales desde este lado de la valla. No sólo el tránsito hacia Marruecos es muchas veces un problema por los atascos en el control del país vecino, sino que además lo es el desamparo que puede sufrir cualquier ciudadano español cuando se ve en la necesidad de recurrir a los agentes.
Hechos y actitudes como los ocurridos en los últimos días demuestran que a nuestros vecinos aún les queda un largo trecho por recorrer.