Final de 2022. Esta es la fecha que tanto la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) como la Consejería de Medio Ambiente han puesto a que, por fin, los melillenses tengamos "agua de calidad" en los grifos de nuestras casas.
Es más, se prevé que para mediados de julio se pueda aumentar el suministro de la desaladora hasta los 23.200 metros cúbicos diarios. Después, ya en diciembre, el caudal pasará a ser de 32.400 metros cúbicos.
Sin duda, algo muy positivo para la ciudad. Por unas cosas u otras, dotar a Melilla de ese cuarto módulo de la desaladora que tanta falta nos hace, ha sido un tortuoso camino. Lo bueno es que, una vez reconducida toda la maquinaria previa a las obras, los retrasos han sido menores de lo esperado inicialmente.
Lo reconocía en la mañana de ayer el consejero Hassan Mohatar, quien establecía para abril próximo la firma de la adenda del convenio por el que se ejecutan las obras como consecuencia del modificado pendiente. El cepemista se mostró satisfecho de los acuerdos con la CHG porque van a permitir que el cuarto módulo sea una realidad que funciona a pleno rendimiento más pronto que tarde.
Y estará totalmente operativa con un detalle importante: la dotación de una línea eléctrica en condiciones, que no plantee nunca más los problemas de la actual y que ha ocasionado más de uno y dos cortes en los últimos años.
Dados los anuncios de plazos realizados por las autoridades competentes en la materia, ahora solo nos queda esperar a que realmente se materialicen. Es una muy antigua aspiración de los melillenses eso de poder abrir el grifo de casa y beber, cocinar o ducharse sin que la piel y el pelo sufran.
Todos estamos deseando que, efectivamente, a finales de año nuestra petición sea un hecho cumplido. De eso no hay duda. Disfrutar de un agua potable en condiciones, de "calidad" como afirman el consejero y el presidente de la CHG, y sin cortes diarios en determinados puntos de la ciudad, será por fin una de las mejores noticias que podremos tener este año.