La Semana Santa culminó ayer con el encuentro entre el Resucitado y la Virgen del Rocío en la Plaza de España. Fue el broche de oro para una festividad que este año ha salido a pedir de boca para los cristianos y para todo aquel que aprecie la tradición cofrade en nuestra ciudad.
El sol que deslumbró a los melillenses en las calles de la ciudad ayer mismo fue casi una máxima a lo largo de toda la Semana de Pasión. Sólo un día la lluvia amenazó con no dejar salir a la Sentencia, el Lunes Santo. Sin embargo, las precipitaciones respetaron el horario de salida y esta procesión también pudo deleitar a Melilla.
En la retina de todos los devotos está también el sufrimiento de la Cofradía de la Flaglación el año pasado cuando, momentos antes de la salida de la Virgen del Mayor Dolor, se percataron de que no había portadores suficientes para que esta imagen saliera de la Casa Hermandad, en Batería Jota.
Este año, sin embargo, la satisfacción de los cofrades no ha podido ser mayor al volver a ver a la figura de su venerada Madre recorriendo las calles de la ciudad.
Más allá de las procesiones, los melillenses que han optado por quedarse en nuestra ciudad durante estas fiestas han tenido una climatología que dista mucho de la que normalmente suele darse en Semana Santa. El sol ha sido el protagonista del cielo estos días, con unas temperaturas agradables que han empujado a la gente a disfrutar de la calle.
Para mayor satisfacción, la comunidad hebrea y la hindú han celebrado las festividades del Purim y el Holi, respectivamente. Se trata de dos de las fechas más marcadas en los calendarios de sendas congregaciones.
Sin embargo hay algo que no ha cambiado. Los hosteleros no terminan de estar contentos con las fiestas. La costumbre de muchos melillenses de aprovechar los días libres para visitar a familiares y amigos fuera de la ciudad parece no haber cambiado, lo que ha provocado que muchos locales hayan tenido que cerrar ante la baja afluencia de clientela.
El propio presidente de la Asociación de Hosteleros de Melilla, Amaruch Hassan, hace balance y dice que los bares y restaurantes de los barrios han experimentado pérdidas de hasta el 80%.
Hay que animar al resto de españoles a que vengan a la ciudad a contemplar las procesiones, comenta Hassan, que quiere poner en valor tradición y dar rentabilidad a la hostelería melillense.