LA Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) alertó ayer, como viene haciendo en los últimos años, de que a partir de junio, justo cuando empieza la Operación Paso del Estrecho, un tercio de la plantilla de la Comandancia se va de vacaciones y empieza a notarse la escasez de personal en los puntos más vulnerables: los pasos fronterizos de la ciudad.
Según cálculos de la propia organización, en Melilla haría falta casi duplicar la plantilla (que es de unos 590 agentes) para evitar la sobrecarga laboral de los que trabajan durante los períodos de descanso de sus compañeros.
En principio, los sindicatos policiales no tienen claro si el Cuerpo Nacional tendrá o no refuerzos. El SUP asegura que sí y habla de unos 30 agentes. UFP no las tiene todas consigo y prefiere no hacer conjeturas porque está casi seguro de lo contrarios.
Encima, esta semana nos hemos enterado en el pleno del Congreso de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, no estaba al tanto de que el Ministerio del Interior no había pedido ayuda operativa a la Agencia Europea de Control de las Fronteras Exteriores (Frontex) para Melilla y Ceuta. Según avanzó el jefe del Ejecutivo central a la diputada de UPyD Rosa Díez, esta solicitud se hará con “celeridad” porque “es de sentido común”. Pero del dicho al hecho, hay un trecho.
No vamos a lanzar las campanas al vuelo. Será mejor esperar para ver si Frontex manda un destacamento de intervención rápida para la frontera, como se ha dicho, o si opta por enviar otro tipo de efectivos para echar una mano en la OPE.
Lo que sí está claro, al menos para los sindicatos policiales, AUGC y los ciudadanos de a pie que atraviesan a diario el paso de Beni Enzar, es que las obras no estarán para antes de la OPE como nos prometieron. Y no sólo eso, a ojo de buen cubero, los trabajos no han avanzado especialmente desde el pasado 6 de marzo, cuando dieron comienzo.
La frontera sigue siendo el talón de Aquiles de esta ciudad y Policía Nacional y Guardia Civil tienen por delante una OPE complicada aunque no sabemos si el grueso de los viajeros magrebíes optará un año más por el trayecto a través de Melilla o esquivará el previsible atasco del puesto fronterizo de Beni Enzar con los barcos que van directos a Nador.
En cualquier caso, como dirían los pesimistas, lo peor está por venir y, en nuestro caso, lo tenemos a la vuelta de la esquina.