Las “salvajes agresiones” que denunció el pasado 25 de abril el líder de Coalición por Melilla, Mustafa Aberchán, han quedado en nada. No existe ningún indicio de maltrato por parte de los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional hacia los inmigrantes que ese día saltaron la valla fronteriza y corrieron a refugiarse en la vivienda de Aberchán. La Fiscalía, según informó el Gobierno central en el Congreso de los Diputados, no ha observado nada que haga sospechar que la denuncia pública del máximo responsable del principal partido de la oposición en Melilla tenga algo de verosimilitud. Aberchán llegó, vio, actuó y acusó a su libre albedrío, sin atender a las indicaciones de los agentes que en ese momento actuaban para recoger a los inmigrantes y trasladarlos a las dependencias policiales. El líder de CpM se erigió en salvador de ese grupo de subsaharianos que, según la Fiscalía, no corría ningún tipo de peligro y los condujo hasta el CETI.
Ahora, pasado el tiempo, cuatro meses, conocemos que Aberchán se equivocó. Sabemos que donde creyó ver “salvajes agresiones” por parte de los guardias civiles o policías nacionales sólo hubo una correcta actuación de estos agentes. Se equivocó, como puede errar cualquier persona. Ahora falta por ver si el líder de CpM va a tener la suficiente valentía como para reconocer su error, si optará por una postura cómoda de mirar hacia otra parte como si nada hubiera pasado o si preferirá ponerse unas orejeras para continuar insistiendo en su denuncia sin aportar prueba alguna.
Enrique Travieso, secretario general de la Confederación Española de Policía (CEP) y en aquel momento portavoz de la plataforma que agrupa a policías nacionales y guardias civiles de Melilla, duda de que Aberchán vaya a disculparse, aunque sería algo que le honraría. Sus compañeros en el Cuerpo Nacional de Policía y en la Guardia Civil prefieren pasar página. El actual portavoz de la plataforma, Jesús Ruiz, considera que “hay cosas más urgentes y apremiantes de las que ocuparse”. Igual piensan los representantes de los agentes de la Benemérita. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) también prefiere “pasar página”. Unos y otros se dan por satisfechos con el pronunciamiento de la Fiscalía que desmiente las duras e infundadas acusaciones de Aberchán. Sospechan que esas disculpas que honrarían al líder de CpM no van a llegar nunca. Probablemente éste también decida “pasar página” para que sus injustificadas acusaciones se las lleve el viento sin tener que asumir ningún coste político. Fueron unas duras palabras contra los agentes que, de haber sido pronunciadas por un periodista o por cualquier otro ciudadano normal, hubieran podido tener graves consecuencias en forma de sentencia judicial condenatoria por injurias o calumnias. Pero Mustafa Aberchán es peculiar, es un ser ‘excepcional’, “que constituye excepción de la regla común, que se aparta de lo ordinario, o que ocurre rara vez”, como define ese término el diccionario de la Real Academia. En ese libro precisamente podría buscar el significado de la palabra ‘disculpa’, un sustantivo que no acostumbra a usar aunque no le falten razones para hacerlo.