LA presentación de la diagnosis del Plan de Movilidad es un paso más para construir la ciudad en la que deseamos vivir. Hoy la presencia excesiva de vehículos a motor nos impide disfrutar de todas las posibilidades que ofrece una urbe como la nuestra. El objetivo es mejorar la calidad de vida y para ello estamos obligados a cambiar algunos de nuestros hábitos. Será necesario hacer un especial hincapié en la reducción del uso del coche. El gusto por los desplazamientos en turismo obliga a reservar considerables espacios para el tráfico rodado, que de otra manera podría emplearse para zonas de esparcimiento y encuentro social.
Algunas de las propuestas y planteamientos que surgirán a raíz del informe que presentó ayer el urbanista José Luis Cañavate chocarán con el habitual modo de desenvolvernos a diario por Melilla. Algunos proyectos, como la peatonalización de determinadas zonas, generarán encendidas polémicas como las surgidas en otras ciudades que se han enfrentado a la misma situación. Por ello es conveniente la búsqueda del consenso entre el Gobierno local y la oposición. Es aconsejable anteponer el bien común de la ciudadanía al intento de sacar rédito político a corto plazo. Polémicas de ese tipo pueden llevar al traste un proyecto que debe ser entendido como de todos los melillenses ya que no se podrá llevar a cabo sin la colaboración de los ciudadanos, que finalmente seremos los principales beneficiarios si se alcanza el éxito.
Ayer dimos otro paso hacia esa Melilla mejor que todos deseamos. Aún queda mucho camino, pero cada vez somos más los ciudadanos convencidos de que hay que recorrerlo sustituyendo el coche particular por el transporte público, con vehículos como la bicicleta o mediante los desplazamientos a pie.