Los melillenses, especialmente los que residen o transitan por el barrio del Industrial, tuvimos oportunidad de ver ayer cómo la falta de civismo de unos pocos nos perjudica a todos. Los Bomberos sofocaron en esta zona de la ciudad y en sus inmediaciones hasta nueve fuegos que destrozaron otros tantos contenedores de papel. En total, la ‘broma’ supone un impacto de unos 9.000 euros en las arcas de la Ciudad Autónoma, una cantidad nada despreciable en los tiempos de crisis y necesidad que vivimos. Esa suma es el coste total del mobiliario que ayer fue pasto de las llamas a razón de unos 1.000 euros por cada uno de los nueve contenedores quemados. Pero hay que añadir los daños colaterales sufridos por otros contenedores de basura o vidrio, que aunque no quedaron totalmente destruidos, sí fueron alcanzados por las llamas y deberán ser reemplazados.
Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales. Pero si un día no hay tanta suerte y alguna persona resulta herida, sin duda algún vecino lamentará no haber colaborado en todo este tiempo con la Policía facilitando datos que permitan detener a estos delincuentes. A menudo sucede que cuando los agentes tratan de esclarecer la autoría de estos ‘atentados’ contra bienes públicos, ningún vecino ha visto nada. Esta actitud permite a los ‘gamberros’ continuar campando a sus anchas, para perjuicio de las arcas públicas y gracias a la cobardía o falta de civismo de ciudadanos que podrían colaborar en su identificación, pero prefieren el silencio cómodo.
En este caso, como en otros asuntos que afectan a nuestra ciudad, es necesaria la colaboración en la búsqueda de una solución a un problema que nos afecta a todos. La quema de estos últimos nueve contenedores no sólo es responsabilidad de quien los incendia, también lo es de quien ve al ‘pirómano’ y decide mirar para otra parte.