La Guardia Civil, advertida por los comerciantes, han detenido a doce inmigrantes residentes en el CETI, lugar en el que escondían y vendían el botín. Se ha incautado 650 artículos valorados en 15.000 euros.
Tras acometer más de 200 hurtos, la Guardia Civil de Melilla ha detenido a un total de doce inmigrantes, en su mayoría mujeres y de origen argelino, en una operación dirigida por el Juzgado de Instrucción nº3 de Melilla. Gracias a esta operación, se han podido recuperar más de 650 artículos procedentes de 18 comercios ubicados en el centro de la ciudad. De todo ello dieron cuenta el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el subteniente de la Guardia Civil, Juan Antonio Rivera, en las instalaciones de la Comandancia de Melilla donde los medios de comunicación fueron invitados para comprobar la magnitud de la organización desmantelada el pasado día 19, según dijeron. Los artículos están valorados en algo más de 15.000 euros y en su mayoría se trata de ropa y complementos. La operación comenzó a finales del mes de julio, cuando dos mujeres fueron interceptadas a la entrada del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde residen todos los imputados en el caso, con un bolso en cuyo interior portaban varios artículos de “procedencia ilícita”. El subteniente Rivera explicó que el bolso en cuestión estaba forrado con aluminio para burlar así los dispositivos de seguridad en los comercios en los que perpetraban los hurtos. Ambas mujeres fueron puestas a disposición judicial y la Guardia Civil procedió a devolver los objetos a los establecimientos comerciales a los que pertenecían, siendo advertidos allí por los comerciantes y dependientes que se estaban produciendo “una gran cantidad de hurtos” y desconocían cómo se estaban realizando, pues todos los artículos estaban protegidos con sus dispositivos de alarma. ‘Modus operandi’ Ante la advertencia de los comerciantes, la Guardia Civil inició la investigación, que finalizó el pasado 19 de septiembre con la detención de 12 personas. La Benemérita sostiene que éstas actuaban de manera “organizada”, aunque la justicia deberá confirmar esta cuestión para que los imputados sean juzgados por un delito de hurto organizado. Y es que, según explicó el subteniente Rivera, los detenidos actuaban en grupos de dos y tres mujeres en los que cada una tenía su papel: mientras distraían a la dependienta, otras sustraían varias prendas. En cada actuación, recababan un botín inferior a 400 euros con el fin de que, de ser pilladas ‘in fraganti’, se considerara una falta de hurto y no un delito. Un total de 18 comercios han sido víctimas de esta red organizada, tras la catalogación de toda la mercancía encontrada por los guardias civiles. Tanto el delegado del Gobierno como el subteniente Rivera coincidieron en felicitar al personal de seguridad privada y empleados del CETI por su colaboración, ya que así detectaron el modo en que los detenidos conseguían introducir los objetos robados en las instalaciones. Lograban su objetivo portando el botín bajo su vestimenta u ocultos en bolsos. Ya en el interior, con las herramientas adecuadas retiraban los dispositivos de alarma. Para evitar que la seguridad del CETI sospechara, el botín era reubicado regularmente, mientras la venta de los artículos robados, a un precio inferior al de mercado, según el subteniente Rivera, se hacía con rapidez entre los mismos residentes del centro. Los agentes de la Guardia Civil consiguieron localizar más de 650 artículos en el registro de cinco habitaciones, taquillas y otras dependencias del centro. Aunque la primera detención se produjo el 31 de julio de este año, la Guardia Civil no descarta que esta organización estuviera actuando tiempo atrás, por ello, es posible que se puedan producir nuevas detenciones próximamente. Por su parte, el delegado del Gobierno en Melilla recalcó que estos hechos no pueden ni deben ser utilizados para “empañar todo lo relacionado con la inmigración”. “La mayoría de las personas que están en el CETI son inmigrantes que lo que pretenden es conseguir una nueva vida, pero también hay una cara oscura de una parte de la inmigración”, añadió El Barkani.