La Plataforma NEES ha reclamado este martes la creación de un Centro de Día para niños y jóvenes grandes dependientes en Melilla. En una rueda de prensa celebrada en el Hotel Melilla Puerto, su coordinador, Joan Casares, defendió un recurso “público, gratuito y con un horario muy amplio” que permita conciliar a las familias y atienda de forma integral necesidades educativas y sanitarias. La comparecencia incluyó el testimonio de una madre, María Isabel Cristóbal, que relató el impacto del cuidado 24 horas de su hija.
Una demanda nacida de casos “muy similares” en decenas de hogares
Casares situó la propuesta en una realidad que, según la plataforma, se repite con frecuencia en la ciudad. “Conocemos o tenemos una referencia ahora mismo de unas 40 familias en una situación muy similar”, señaló, insistiendo en que no se trata de un caso aislado.
La plataforma describió escenarios de enorme desgaste emocional y físico. Casares habló de cuidados “24-7” y del riesgo de agotamiento extremo de los cuidadores, aludiendo al “cuidador quemado”. Según explicó, hay familias que conviven con episodios de gran complejidad en casa, sin descanso y con dificultades para compatibilizar el cuidado con la vida laboral o trámites básicos.
“Carencias” que denuncia la plataforma
En su exposición, Casares identificó dos entidades que, a su juicio, dan servicio a este perfil de familias en Melilla: Aspanies y Gámez Morón. A partir de ahí, la plataforma expuso críticas sobre el encaje de los grandes dependientes en los recursos actuales.
Sobre Aspanies, Casares afirmó que “está especializada”, pero sostuvo que “no coge grandes dependientes” y que determinados casos, por “muchos problemas”, o por necesidades como el uso de pañales o falta de control de esfínteres, no serían admitidos. Además, indicó que en estos momentos hay “lista de espera” y que los protocolos internos de la entidad —que dijo que “hay que respetar”— contemplan suspensiones temporales cuando existen conductas problemáticas, lo que, según NEES, termina repercutiendo en las familias.
En cuanto a Gámez Morón, Casares afirmó que su origen fue el de “un centro psiquiátrico” y que actualmente “sí que está dando cobertura” a algunas necesidades, aunque describió una situación “compleja”. Aseguró que todavía quedaban plazas “pero muy breve ya tampoco tendrá plazas”, y mencionó el testimonio de un padre que, según relató, “deja todos los días llorando a sus hijos” al llevarlos al centro.
"Efecto 21"
Uno de los argumentos centrales de la plataforma fue lo que Casares denominó “el efecto 21”: el momento en que, al finalizar la escolarización, muchos jóvenes quedan sin actividad estructurada. “Cada año aproximadamente entre 8 y 10 niños terminan el colegio”, dijo, refiriéndose a quienes completan esa etapa a los 21 años.
Según explicó, muchas familias acaban dependiendo de asociaciones o intentando asegurarse una plaza con mucha antelación. Casares aseguró que hay padres que “están pagando esas asociaciones mucho tiempo antes solo para tener una plaza y para guardar una plaza”, y añadió que, en algunos casos, cuando el recurso no puede asumir la complejidad del menor, la familia termina perdiendo el acceso. La plataforma denunció también la precariedad del sector: “Normalmente, el personal no es altamente cualificado y, además, es un trabajo precario y mal remunerado”, afirmó.
El modelo que plantea NEES
Frente a ese panorama, NEES defendió un modelo “totalmente contrario” al que, según la plataforma, se viene aplicando: un Centro de Día público, gratuito y con horario amplio para facilitar la conciliación. Casares insistió en que la atención debe ir más allá de actividades básicas, y reclamó un enfoque integral.
En el plano sanitario y psicosocial, señaló que “prácticamente ninguna asociación tiene enfermeras” y que, según dijo, actualmente tampoco contarían con psicólogos “para los propios niños e incluso para los padres”. A juicio de la plataforma, muchos menores presentan “patologías muy severas” que requieren “una atención constante”, por lo que el recurso debe incorporar perfiles y servicios adecuados.
En el terreno educativo, Casares planteó que debería existir una vía para prolongar la formación o la intervención educativa adaptada, y apuntó que, tras los 21 años, “su formación ha terminado” y se abre un vacío que deja a las familias sin alternativas estables.
Críticas al "proyecto anunciado"
Casares explicó que la plataforma mantuvo reuniones “hace un año y ya casi seis meses” con miembros del Gobierno del PP y que entonces se trasladó la necesidad de crear un centro de día, además de una solución provisional mientras se ejecuta cualquier obra. Sin embargo, dijo que el proyecto que se maneja “tal y como lo tienen concebido” no les convence.
Entre sus críticas, destacó la ubicación prevista en General Astilleros, “al final de todo, donde está la gasolina de Cepsa, casi en la frontera”, por considerarla alejada y poco práctica para las familias. También cuestionó que, según su versión, la actuación se oriente a un edificio para agrupar asociaciones: “Van a poner todas las asociaciones en un mismo edificio”. Para NEES, esa fórmula sería “muy negativa” y la calificó como “un gueto de discapacidad”, además de perpetuar lo que llamó “dependencia cautiva” de normas y criterios de admisión.
Solución provisional
Preguntado por alternativas temporales, Casares explicó que en su momento propusieron varios locales que estaban libres, aunque dijo que “los han ido ocupando con otro tipo de actividades” y que ahora no recordaba exactamente cuáles eran. En cualquier caso, resumió la necesidad en dos ideas: “un espacio adecuado” y “contratar al personal adecuado”, ya sea laboral o funcionarial, para arrancar un recurso provisional mientras se concreta el proyecto definitivo.
La plataforma insistió en que, aunque Melilla no tenga todas las competencias, sí puede liderar una respuesta coordinada. Casares planteó que la Ciudad Autónoma impulse al menos una comisión de trabajo junto a Delegación del Gobierno, implicando también a Educación, para abordar encaje legal y financiación.
Un testimonio real
La comparecencia incluyó el relato de María Isabel Cristóbal, madre de una menor afectada, que describió una vida marcada por la dependencia total. “Me veo atada de pie y mano”, dijo, explicando que su hija requiere supervisión constante y que su hijo —en paro y viviendo con ellas— se queda a cargo cuando ella tiene que salir.
Cristóbal también relató dificultades físicas y de salud asociadas al cuidado diario: problemas en el hombro, la necesidad de asistencia para la higiene, y la gestión de situaciones íntimas como la menstruación. Sobre el estado de su hija, indicó que en septiembre “pesaba 120 kilos” y que después evitó volver a pesarla, describiendo una conducta de ingesta compulsiva, incluso por la noche.
Próximos pasos
NEES anunció que iniciará una ronda de visitas a “todos los partidos políticos y a todas las instituciones” para recabar apoyos. Casares defendió que la prioridad presupuestaria debe ponerse en la atención a la gran dependencia y resumió la filosofía de la plataforma en una frase: “El dinero público debe financiar derechos, no dependencia”.
Si no hay avances, la plataforma no descarta acciones reivindicativas. Casares mencionó expresamente “manifestaciones, sentadas” u otras iniciativas para visibilizar la situación de estas familias y presionar para que se habilite una solución pública, de calidad y accesible.
