El Día de la Fiesta Nacional, Día de la Hispanidad para muchos, antes Día de la Raza en España en atención al nexo común con que la lengua marca a todos los hispanohablantes, fue un año más motivo de celebración en nuestro país y ocasión también para que nuestra ciudad volviera a estar parangonada al resto de autonomías que conforman nuestra Nación. Como señaló el presidente Imbroda, Melilla no debe faltar a los actos oficiales conmemorativos que sirven para unirnos aún más si cabe al país al que pertenecemos.
Ayer, el tradicional desfile tuvo algo muy especial, más allá de sus novedades y cambios tendentes, por un lado, a compaginar la convalecencia del Rey, tras su última operación, con su destacado papel en todos los actos, así como a evitar que los abucheos y silbidos contra el presidente Zapatero volvieran a marcar la efeméride -para no repetir los sucesos de 2010-.
Los Regulares de Melilla se convirtieron, coincidiendo con su centenario, en protagonistas de la exhibición y marcha militar, con su majestuoso y lento paso, y su colorido y particular uniforme. Un desfile emocionante por tanto para los melillenses y en especial para aquellos que, como el presidente Imbroda, pudieron vivirlo en Madrid.
La primera autoridad local felicitaba a la Comandancia General por el impecable papel de los militares de Melilla ayer en la capital de España. Nos sumamos a la felicitación a un cuerpo, el de Regulares, tan imbricado en la sociedad melillense, tan representativo también de nuestro carácter, nuestro devenir como pueblo, nuestro pasado y nuestro presente.