Se avecinan malos tiempos para la economía melillense, sobre todo a tenor de las últimas palabras del presidente de la Ciudad, Juan José Imbroda, quien advertía de recortes importantes en los Presupuestos Generales locales, aunque sin adelantar cifra alguna. La causa de este recorte viene marcado, como él mismo reconocía, “por el castigo” que van a recibir esas regiones que sí han cumplido con los deberes y se mantienen estables en lo que a finanzas se refiere.
Su protesta debería ser refrendada y apoyada por todos los grupos políticos locales. No es justo que quien cumple sea castigado igual que el que no lo ha hecho, pues la moraleja de este asunto es que da igual cómo se comporte uno, al final, todos van a recibir lo mismo.
No se trata de que a esas regiones que se han mantenido dentro de los límites se les premie, no van por ahí los tiros que todos sabemos cómo está la situación. Pero tampoco es correcto que se les aplique ningún castigo.
Pero lo de que se avecinan malos tiempos también se refiere a la situación económica de los melillenses, pues como apuntaba ayer la Unión de Trabajadores Autónomos al respecto del Índice de Precios al Consumo, que ha subido durante el pasado mes de agosto –y eso que todavía era período de rebajas–, no augura nada bueno para el futuro inmediato. Habrá que esperar a que acabe este mes y se publiquen los datos y confiar en que no se cumplan los pronósticos y se sigan destruyendo puestos de trabajo de este colectivo. Melilla ya no puede aguantar más y hay que comenzar a poner remedio cuanto antes mejor.