Las cuentas de la ciudad autónoma están saneadas, asegura Guillermo Frías, viceconsejero de Hacienda. Una afirmación así, de ese calibre, no es posible en muchas otras partes del país. Y aún habrá que esperar algunos años para oírla en otras autonomías con la rotundidad que es posible escucharla en Melilla.
La ciudad tiene sus propios problemas, algunos enquistados y de difícil solución, pero no está entre ellos el equilibrio de sus cuentas públicas. Esta circunstancia es positiva, pero no basta por sí misma para encarar el futuro. Sólo es un punto de partida que, en las actuales circunstancias, representa una ventaja con respecto a otras zonas del país. Ahora hay que saber aprovechar esa posición de ventaja para poner sobre la mesa un proyecto que ilusione a Melilla y a sus ciudadanos, que sirva de revulsivo para intentar superar la dependencia financiera de las arcas del Estado. Hay que buscar y defender un proyecto económico, un planteamiento que vaya más allá del volumen de la cuantía de las partidas que llegan de Madrid.
Estos días la ciudad está presente en la Feria de Murcia con un stand que muestra algunas pinceladas de cómo es Melilla, sus gentes, su cultura, su historia... Ese puede ser un primer paso, darse a conocer para que las referencias de la ciudad en el resto del país vayan más allá de los cíclicos problemas que se registran en la frontera, el suceso esporádico o el periódico escenario de tensión con nuestro vecino Marruecos.
Melilla, una ciudad donde el comercio siempre ha tenido un importante peso económico, debe aprender a vender su imagen en el resto del país.