La formación ecologista aboga por poner en marcha un plan de regeneración para eliminar el problema de las aguas estancadas en la desembocadura.
El anuncio de la Ciudad Autónoma de comenzar lo antes posible las obras de soterramiento del río de Oro, en concreto el correspondiente a su desembocadura, y con un coste de siete millones de euros no ha sentado bien en el seno de Equo Melilla, desde donde han considerado que el proyecto trata de “convertir un espacio natural en una alcantarilla”.
En nota de prensa, el partido ecologista señaló que la idea es “una de las mayores barbaridades medioambientales que podrían acontecer en la ciudad y que no puede justificarse con ningún argumento”.
De igual modo, Equo subrayó que el Río de Oro es patrimonio de todos los melillenses y de su ciudad. “Está en nuestra infancia, en nuestro paisaje, en nuestro inconsciente y no tenemos ningún derecho a hurtárselo a generaciones venideras. Nuestro río, hoy enfermo de suciedad y cemento lo que requiere es la puesta en marcha urgente de un proceso de regeneración”, aseveraron.
Además, ofrecieron varias razones para rechazar el proyecto, como que va en contra del espíritu de la Directiva europea Marco de Agua, que entre otras muchas cosas establece que “el agua no es un bien comercial como los demás, sino un patrimonio que hay que proteger, defender y tratar como tal”. El primer objetivo de esta Directiva europea es que “se prevenga todo deterioro adicional y proteja y mejore el estado de los ecosistemas acuáticos”, algo que Equo considera que el proyecto del Gobierno local no cimple.
Además, afirmaron que con mucho menos de siete millones de euros se podría regenerar el río y establecer un plan permanente de limpieza que crearía empleo. “Se generaría empleo verde de forma estable y ganaríamos en paisaje”, agregaron.
Por otro lado, auguraron que para realizar esta obra se contratarán empresas y empleados en su mayoría de fuera de Melilla.
“Se nos dice, entre otras cosas, que la obra es necesaria para solucionar los problemas de estancamiento de aguas que seproducen en la desembocadura. La solución la aportan con bombas de agua. Es cierto que las aguas estancadas son un problema que hay que solucionar, pero no hace falta hacerle un techo al río.
De igual modo, opinaron que una superficie subterránea de miles de metros cuadrados en el centro de la ciudad podría generar “un mundo subterráneo difícil de controlar y darle seguridad”. Además, alertaron de que la posible rotura del embovedamiento o los pilares acarrearían un peligro mucho mayor que el simple desbordamiento del Río en esa zona.
“Es lamentable que el plan faraónico que se pretende hacer se limite a hacer una obra puntual y se olvide del verdadero problema de nuestro río cual es la necesidad de un plan de mantenimiento integral de todas las riberas y del cauce a su paso por nuestra ciudad”, concluyeron desde Equo.
Para Equo, la idea del Gobierno melillense va en contra de los proyectos que se están poniendo en marcha por toda la Unión Europea para proteger el patrimonio natural de los países miembros.
Según la formación ecologista, en Europa y en España, se está apostando por la recuperación de los ríos como parte ineludible del patrimonio medioambiental y cultural. Sin embargo, en Melilla ciudad “se apunta a lo contrario”.
“Lo que planean hacer con el rio es particularmente grave en una ciudad como la nuestra, rodeada de fronteras y una presión urbanística fortísima. Los pocos espacios naturales que nos quedan: el río, los pinares de Rostrogordo o el barranco del Nano, deben ser conservados como oro en paño, aunque estén degradados, en cuyo caso hay que recuperarlos a toda costa. Por tanto, “oposición total de Equo al proyecto cubrimiento del rio”, según concluyeron desde el partido ecologista.