Melilla está de fiesta al completo. En los previos del fin de semana, la celebración del Aid el Fitr, con el rezo multitudinario y colectivo en el que participaron miles de melillenses musulmanes, puso ayer el contrapunto a unos días de Feria que nos invitan a la inmersión en la fiesta y el reencuentro con amigos y emociones.
Un contrapunto complementario en la melodía ecléctica que día a día escribe esta ciudad y que tiene en su variedad y mejor convivencia su principal capital.
Nuestra Feria se vive in crescendo, una vez superado su ecuador, para entrar en una recta final, que con el final del Ramadán y el principio de un nuevo mes, promete convertirse en el punto de reunión de todos los melillenses, sin distinciones ni diferencias por razones de credo u otro tipo.
Solamente la crisis económica que a todos nos golpea y nos retrae de forma previsora ante la recesión económica que andamos viviendo, nos lleva a controlar algo más el gasto, a medir más el euro e intentar disfrutar todo lo posible sin descontrolar en exceso el bolsillo.
Aún así, la Feria es una vez al año y sin cometer dispendios ni gastar lo que no se tiene, es preciso vivirla, porque como hemos dicho en más de una ocasión, nuestra fiesta colectiva por excelencia es una expresión viva de nuestro pueblo, de este pueblo tan rico y plural en el que afortunadamente vivimos.