Nuria Vallés (Barcelona, 1964) se graduó en Filosofía. En Finlandia, al contacto con la luz nórdica, le entró el deseo de pintarla. Sitió la llamada del arte. En Escocia pintó acuarelas por primera vez. Cinco años en la Academia de Martin Carral y Carmen Anzano en Sant Cugat. Poco a poco emprendió su andadura personal. Pintó con Gemma Ribaroca... La artista catalana reconoce haber aprendido a base de ensayo y error, depurando la técnica mientras iba resolviendo los problemas que encontraba en su proceso de maduración. En 2010 aprendió cerca de un maestro, el pintor hiperrealista Antonio López en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Navarra. El contacto con el genio del pintor lo valora hoy día como una experiencia y espaldarazo, pues en el 2008 se encontraba desmotivada (fue muy malo para los artistas). Ha expuesto en Madrid, Sant Cugat del Vallés, Florencia, París, Barcelona. Antes del covid, unas palabras escuchadas fueron como semillas que cayeron en tierra fértil que le llevaron a emprender nuevos caminos creativos: el desear ser ilustradora botánica. Vertiente que le da mucha satisfacción, sin descuidar la acuarela o el Urban Sketch, entre otros.
-La ilustración botánica en la era digital ¿Es algo del pasado? Está claro que no para usted que se dedica a ello.
Hay ilustraciones en piedras de los sumerios de 500 a. C. A nivel científico, por la botánica medicinal, vino acompañado de bellas ilustraciones, los descubrimientos de nuevas tierras aumentó el deseo de conocer nuevas especies, que siempre han sido meticulosamente estudiadas, pintadas, catalogadas. Esto puede parecer muy antiguo, sin embargo, no lo es. En ámbitos anglosajones, o en Corea o Japón es una cultura que siempre ha estado viva. Hoy día también tenemos buenas cámaras fotográficas, pero la ilustración botánica va más allá de la cámara puesto que los pinceles y lápices consiguen matices en los colores. El interés por el planeta verde y las especies en extinción ha hecho rebrotar el interés por esta técnica, incluso, en países donde no había esta tradición, como en España.
-Atención al detalle, precisión científica y elegancia artística. A usted, ¿qué le atrajo del arte botánico?
-Me atrajo como ejercicio artístico, como disciplina realista. Para organizar cursos en mi estudio me puse en contacto con la ilustración botánica. Siempre pensé que el arte botánico no era para mí, que era demasiado realista y había poca expresión personal. Esa era mi idea inicial respecto a la ilustración botánica hasta que en mi mente y mi corazón se hizo un clic cuando oí a Billy Showell, presidenta de los ilustradores británicos del Reino Unido: "Aquí te enseñaré unas técnicas para que tu busques tu camino". Esto ocurrió antes del covid y, en esos meses de confinamiento, hicieron que me empleara a fondo. El arte botánico permite tu estilo personal, sobre todo, si no es una ilustración exclusivamente científica sino artística, como son la mayoría de mis obras.
-La representación gráfica de plantas, plasmada a través de dibujo desde su apreciación estética. Para realizar arte botánico, ¿dónde se inspira?
-(Sonríe y hasta ríe levemente. Se ve que le hace gracia que hablemos de ese don que tienes los artistas llamado inspiración). Me inspiro en todas partes, una vez que eres ilustradora botánica no despegas los ojos del suelo, de los parterres, de los jardines o bosques, de los prados o montañas y hasta de mis balcones. Para dibujar utilizo ejemplares vivos y, a veces, saco fotos, porque en el proceso de pintarlas cambian, o se secan.
-Minuciosidad y detalle. La técnica para hacer ilustración botánica científica...
-La técnica puede ser diversa. Se puede hacer en blanco y negro, con tinta, se puede hacer con acuarela o se pueden utilizar lápices... o con las tres a la vez. Lo importante es que el resultado sea fidedigno completamente.
-¿Qué ilustradores botánicos le fascinan?
-Me fascinan las hierbas de Durero. ¿Es un artista o es un ilustrador?... es muy difícil en él la línea de separación.
-Durero nos dejó un pequeño trozo de prado de plantas silvestres en 1503. Gran Mata de Hierba de Durero: es realmente sorprendente apreciar el gran nivel de realismo, podemos observar las hierbas como si estuviéramos tumbados en el suelo. Admira a otro artista..
-No puedo dejar de mencionar a Pierre-Joseph Redoute, belga, maestro de la ilustración botánica, quien trabajó para la corte francesa.
-A mí me fascina también. Redoute cultivó una profunda pasión por la naturaleza desde joven y se dedicó con amor al estudio y representación de las flores. Se le conoce como “el pintor de las flores” por su sensibilidad para captar su belleza y fragilidad. París entre 1798 y 1837 fue el centro cultural y científico de Europa durante un periodo excepcional de la ilustración botánica. Respecto a ilustradores actuales usted admira a...
-Sigo de cerca el trabajo de las ilustradoras De la Royal Botanic Garden of Kew en Londres donde trabajan Lucy Smith y Deborah Lambkin. Es un jardín botánico de los más importantes del mundo y su herbario tiene siete millones de plantas y cinco invernaderos. También sigo a Işık Güner de Turquía que trabaja en la Royal Garden of Edimbugh y Mary Dillon de Irlanda, que dan cursos regularmente en mi estudio de Barcelona.
-¿Cree que hay un revival de ilustración botánica?
-Sí, creo que hay un revival, me atrevería a decir que el covid lo ha acentuado. La acuarela está de moda y el interés por la botánica es un hecho innegable.
-Usted es una profesora de fama internacional, trabaja para la Royal Garden de Edimnurgo e instituciones al más alto nivel de botánica científica. ¿Cómo crece un artista con sus clases, en su estudio?
-Un artista plástico se hace entrenando su ojo. Naturalmente también la mano, pero sobre todo el ojo. Casi todo el mundo puede ver, pero tú has de conseguir mirar, con tal agudeza, que descubras lo que pasa desapercibido. Después de un curso de Arte Botánico me lo corroboran mis alumnos, me dicen que su mirada ha cambiado y ya no ven plantas o verde sino "hoy este capullo ha crecido" o "no estaba ayer"...
-Como artista... ¿Hacia dónde va ahora?
-Tengo dos líneas. Una sería la ilustración botánica para publicaciones (no siempre necesariamente científicas, por ejemplo un libro de poesía, otro de platos comestibles en el Señor de los Anillos), el arte botánico integrado en el paisaje y también utilizo otras técnicas que me solicitan mis clientas porque, no hay que olvidar, llevo treinta años pintando.