El cambio climático. Eso es lo primero que muchos melillenses han pensado durante esta tercera semana de enero, que ha estado marcada por los bruscos cambios de temperatura, intercalando días primaverales con otros invernales que han vuelto los termómetros locos en estos días.
Ha sido una semana de temperaturas poco habituales y que vuelven loco a cualquiera. Unos días parecía que hubiera llegado la primavera de manera precoz, mientras que otros eran estampas de auténtico invierno –como ayer– y que, con rachas de viento, obligaban a algunos vuelos a volverse a sus respectivas ciudades.
Como ha sido el caso de la madre de María, una melillense que venía desde Madrid y, cuando ya estaba cerca de aterrizar en la ciudad, el avión decidió dar media vuelta y aterrizar a Málaga.
Para Estrella, otra ciudadana, esto es un claro ejemplo de que el tiempo “está loco” y que es evidente que el cambio climático está aquí, está sucediendo, y no hay forma de negarlo. “Ya ni el verano es verano, ni el invierno es invierno. Aquí en Melilla unos días estamos a 25 grados con temperaturas de verano y al otro día bajan 10 grados. Esto es consecuencia del cambio climático”, denuncia, al mismo tiempo que recuerda que en otras partes del mundo, en esta misma época, se están sucediendo otros fenómenos meteorológicos, como es la gran nevada que afecta a Estados Unidos y Canada con temperaturas de hasta 30 grados bajo cero. “Y ya no digamos de los terremotos, los tsunamis... Nos estamos cargando el planeta”.
Y es que con estos cambios, aumentan los resfriados y uno no sabe si abrigarse o ir más fresco: el resultado es llevar capas y capas como una cebolla. “Que se aclare el tiempo porque uno ya no sabe que ponerse”, comenta Cristian entre risas.
Anya hoy, por ejemplo, iba ya con una bufanda. Asegura esta melillense que los estragos del cambio climático son evidentes y no se pueden negar. “No es normal que estando en pleno enero estemos a 25 grados como esta semana”, señala. Recomienda estar atentos a este tipo de situaciones para que “seamos más consecuentes” con las terribles consecuencias que nuestras acciones provocan al planeta.
“No nos damos cuenta de que el cambio climático está aquí”, insiste Carmen, quien asegura que, aunque muchas personas crean que es un cuento, sí que es cierto. “No llueve cuando tiene que llover, las temperaturas son totalmente inadecuadas lo que influye en la flora y en la fauna. En todo”, lamenta esta melillense.
Esto mismo es algo que confirma Manuel Tapia, presidente de la Asociación Guelaya Ecologistas en Acción. En declaraciones a El Faro, explica que lo sucedido esta semana es un episodio dentro del cambio climático, que es la causa de todas estas “alteraciones del clima” que estamos sufriendo.
“Aquí en Melilla no estamos ajenos a eso”, afirma, y recuerda que el 2023 ha sido registrado como el año más caluroso a nivel mundial. “La estación de medición de temperatura del mar de Alborán –el más cercano a Melilla– marcó un récord de 30 grados este verano”.
Asimismo, alerta de que los científicos que están estudiando el cambio climático se han encontrado un escenerio nuevo y les preocupa los efectos en el océano y que puede tener un gran impacto en la fauna marina. “El escenario pinta mal, pero por eso se debe empezar ya a reaccionar”.
Por eso, aconseja que en la ciudad se empieza a concienciar sobre esto y sea más amable con el medioambiente. “Tenemos que empezar a asumir que cada vez las temperaturas serán más altas”, por lo que es muy importante cuidar el “patrimonio” verde, los árboles, que tenemos.
Y es que, los cambios bruscos de temperatura continuarán este fin de semana. Después de unos días primaverales en pleno mes de enero, llega una alerta amarilla por fuertes rachas de viento que azotará a la ciudad durante el fin de semana. Es, sin lugar a dudas, un no parar.
Para Guelaya la situación es preocupante porque la flora y la fauna pueden verse realmente afectados por estos “latigazos climáticos”, y es nuestro entorno quien, al final, verdaderamente sufre estas caídas y subidas drásticas de los termómetros en la ciudad.