Se dice, que el origen de la mantilla se remonta al tiempo de los íberos, tiempo en el que era costumbre que las mujeres cubrieran su cabeza con mantos o velos.
En el siglo XVII, parece que ya era habitual utilizar la mantilla de encaje como prenda distinguida además de las de paño o seda. Sin embargo no se generalizó su uso entre las damas de alta sociedad hasta bien entrado el siglo XVIII tal y como se aprecia en los afamados y numerosos cuadros de Francisco de Goya. Su mayor uso se alcanza en el siglo XIX , dada la predilección de la Reina Isabel II de España, por la prenda.
En el siglo XX la mantilla fue perdiendo popularidad salvo en algunas regiones como Madrid , Comunidad Valenciana o Andalucía. Actualmente su uso se centra en la Semana Santa , bodas de gala o la fiesta de los toros.
Una mantilla, habitualmente se adquiere de generación en generación, de madres a hijas, de abuelas a nietas… casi siempre como una herencia familiar.
En Semana Santa, fechas próximas a celebrarse, la mantilla española ha de ser negra y de encaje para acudir a las procesiones de Pasión y Muerte de Cristo, salvo en los dos Domingos, el de Ramos y Resurrección cuando las mujeres ataviadas de mantilla la llevaran blanca.
La mantilla española en Semana Santa ha de ser un exorno de culto y respeto, no así en la fiesta de los toros o en bodas de relevancia donde se permite un uso mas indicado a ensalzar la belleza de la mujer. Por todo ello el atuendo que ha de acompañar una mantilla española en la Semana Mayor ha de ser negro, de luto riguroso y elegante, atendiendo a un peinado despejado de frente y rostro y siempre recogido.
‘La costa azul’
Pocos establecimientos de Melilla proporcionan mantillas. Un caso claro es “La costa azul”, histórico comercio donde además podemos encontrar peinetas, preferiblemente de carey , donde colocar la mantilla. Sin embargo, este año “Adela Alemany” ofrece un producto en Melilla muy cuidado y de calidad en materia de mantillas, ya sea para la fecha que nos ocupa o para otro tipo de celebraciones.
Esta Semana Santa volveremos a ver en nuestras procesiones a las mujeres melillenses ataviadas, como popularmente se dice, de “Manolas”, símbolo absoluto de la belleza y elegancia de la mujer española.