El joven sudanés que pidió asilo hace casi tres meses en la Embajada de España en Rabat fue entrevistado este lunes por funcionarios de dicha legación, para continuar así con el procedimiento de petición de protección internacional previsto en la ley española, pero que apenas se aplica.
Este sudanés de 24 años, que fue devuelto a Marruecos tras flanquear la valla fronteriza de Melilla el 24 de junio y vive ahora en la calle, acudió a la representación diplomática española en Rabat acompañado de sus abogados, Arsenio Cores y Adilia de las Mercedes.
Allí se entrevistó unas dos horas con funcionarios de la embajada, que le preguntaron por su trayectoria desde que salió de Sudán hace cinco años hasta ahora, en lo que supone un paso más en el proceso que recoge la ley de asilo española de 2009.
Dicha norma detalla en su artículo 38 que los embajadores pueden "promover el traslado del o de los solicitantes de asilo a España para hacer posible la presentación de la solicitud", cuando el solicitante no sea nacional del país en que se encuentre y "corra peligro su integridad física".
Según sus abogados, Basir (nombre ficticio) cumple estos requisitos después de haber sido devuelto en el intento del 24 de junio, cuando murieron al menos 23 migrantes al intentar cruzar la valla, y "torturado" entonces por la Policía marroquí.
"Basir sigue teniendo temor a ser torturado por las autoridades marroquíes, sigue estando en riesgo porque ha hecho público que las autoridades marroquíes le han torturado", afirma Cores a EFE tras salir de la embajada junto a su cliente.
El letrado critica que la embajada haya tardado casi tres meses en entrevistarle y vincula dicha citación con la reprobación el pasado 9 de febrero del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, por el Congreso español por su gestión de la tragedia de Melilla del 24 de junio.
En el debate de la reprobación, los partidos de la oposición pidieron que se traslade a España a Basir. Cores afirma que recibieron un correo con la citación en la embajada tan solo cinco días después.
Si bien no les han dado plazo para resolver su petición, Cores solicita que se haga "con la mayor urgencia posible, no como ha sucedido hasta este momento, puesto que estamos ante una persona que además de ser refugiada, es una víctima de tortura".
"No tenemos ningún plazo, se han escudado en la falta de procedimiento, que es una realidad, porque no hay un procedimiento determinado", explica el abogado. Esta es, según Cores, la primera vez que se presenta una petición de asilo en la embajada española en Rabat.
De hecho, un reglamento debía desarrollar las condiciones de acceso a embajadas y consulados de los solicitantes, así como el procedimiento para evaluar las necesidades de traslado a España de los mismos, pero esta norma no se ha llegado a aprobar.
Según su propio relato, Basir es un cristiano que perdió a los 15 años a su padre y a su hermano, asesinados en medio del conflicto armado de Sudán.
Se refugió luego en casa de unos familiares, intentaron forzarle a convertirse al islam, tras lo que huyó en 2018 hasta llegar a Marruecos, un camino por el que pasó por Egipto, Libia y Argelia, donde fue víctima de privaciones de libertad y tortura.
Sobre la tragedia de Melilla, afirma que las autoridades marroquíes trataban a los migrantes como si no fueran humanos. "Me decían: 'No te mereces beber, solo morirte ahí, sois animales'", recordaba a EFE tras pedir asilo el pasado diciembre.
Ahora, Basir explica que malvive en las calles en Marruecos, donde esporádicamente trabaja en la construcción a cambio de 7 euros al día, que a veces ni cobra.
Vive, dice, con miedo. "Sobre todo en esta situación porque hablé de lo que pasó en Melilla. Tengo miedo a que vengan a por mí". Por eso, afirma que no duerme nunca en el mismo sitio, mientras espera que su petición sea atendida y se le traslade a España para solicitar asilo en territorio español.