El sistema sanitario público español es la envidia de todos los países del mundo. Incluso de las grandes potencias económicas. En estos años de periodo democrático hemos avanzando y mejorado mucho en lo que respecta a la calidad y asistencia sanitaria. Pero ese avance no se ha materializado por arte de magia sino por el esfuerzo y empeño de muchos.
Así, hay que recordar que fue el Gobierno de Felipe González el que aprobó en 1985 la Ley General de Sanidad, siendo ministro de Sanidad, Ernest Lluch. Una ley que universalizó la sanidad en nuestro país y que hizo efectivo el derecho a la protección de la salud reconocido en el artículo 43 de la Constitución.
Bajo ese principio, la ley extendió a todos los ciudadanos las prestaciones de servicios que hasta el momento solo se aplicaban a usuarios o beneficiarios de la Seguridad Social, prestando asistencia exclusivamente a los cotizantes, lo que supuso un gran triunfo para nuestro país y nuestra sociedad.
En nuestra querida Melilla, donde las competencias sanitarias siempre han sido del Gobierno de la Nación, fue con el Gobierno de Felipe González con el que se construyó el Hospital Comarcal, como lo fueron también los centros de Salud de Polavieja, Cabrerizas y Alfonso XIII.
En cuanto a la construcción del cuarto centro de salud, el de la zona centro de la ciudad, fue una iniciativa que fue proyectada y presupuestada por el último Gobierno de Felipe González y que fue abandonado en un cajón durante los 8 años de Gobierno de Aznar. Tuvo que volver a Gobernar el PSOE, de la mano de Rodríguez Zapatero, para que ese centro de salud se hiciese realidad.
Algo muy similar a lo ocurrido con el nuevo Hospital Universitario, iniciado de la mano del Ejecutivo de Zapatero y de la ministra Trinidad Jiménez en 2009, cuyas obras fueron en tiempo y forma hasta que Mariano Rajoy ganó las elecciones de 2011 y paralizó las mismas en 2012.
Ha tenido que regresar el PSOE al Gobierno del país para que las obras del Hospital Universitario se reanudasen. En noviembre de 2018, apenas 5 meses después de que Pedro Sánchez llegase a La Moncloa se procedía al acta de replanteo y se ponían en marcha las obras de la mayor infraestructura sanitaria de la historia de nuestra ciudad, unas obras que no han parado ni un segundo ni cuando se han tenido que financiar con unos Presupuestos Generales del Estado prorrogados.
Quiero hace hincapié en este punto porque el Gobierno socialista proyectó un Hospital para que Melilla estuviese a la vanguardia de todo el país y que, además dotado de los mejores avances en el diagnóstico y el tratamiento. Hablamos de una inversión de más de 120 millones de euros que, además, va a suponer un foco de creación de empleo tanto directo como indirecto en nuestra ciudad.
Pero, además de lo que ha hecho el PSOE cuando ha estado en el Gobierno hay que recordar lo que han hecho los populares. Hay que recordar que el PP, además de paralizar las obras del Hospital, desfinanció 424 fármacos, utilizados en su mayoría por pensionistas, que tuvieron que empezar a abonarlos e impuso un copago específico para Melilla y Ceuta a los fármacos hospitalarios.
Hay que recordar que redujo el servicio de ambulancias en nuestra ciudad; que se negó a aumentar la plantilla de profesionales a pesar del importante aumento poblacional que ha vivido la ciudad y la consiguiente presión asistencial; o que condenó a los profesionales sanitarios a la inestabilidad y la precariedad obligándoles a encadenar contratos basura.
No se trata de una especial inquina del PP a Melilla, es el modelo sanitario que los populares imponen allí donde gobiernan. Hemos visto las manifestaciones masivas en Madrid contra el desmantelamiento de la sanidad y el despido de numerosos profesionales sanitarios que lleva a cabo el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso.
El Gobierno de Rajoy recortó la inversión en este pilar del Estado del bienestar, instaló el copago farmacéutico y expulsó del Sistema Nacional de Salud a 900.000 personas. Con la Sanidad ocurre lo mismo que con las crisis. Los socialistas tenemos un modelo de gestión opuesto al de los populares.
En estos cinco años de Ejecutivo socialista se ha revertido el copago farmacéutico, se ha devuelto al Sistema Nacional de Salud su carácter universal, se han invertido más de 1.000 millones en Atención Primaria y 100 en salud mental y se han estabilizado 67.000 plazas de profesionales sanitarios.
Desde 2018, las plazas de Formación Sanitaria Especializada se han incrementado un 40% y las de Medicina Familiar un 36%. Es más, la actual oferta de plazas MIR es la mayor de la democracia y se ha hecho una inversión de 52 millones de euros para que las Facultades de Medicina aumenten sus plazas.
No podemos olvidar la importancia de tener un Sistema Nacional de Salud público, universal y gratuito y por eso, ante el modelo del Partido Popular de que se cure quien pueda, los socialistas defendemos una sanidad pública digna, de calidad, gratuita y universal.